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Agua caliente

26/01/2020
 Actualizado a 26/01/2020
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Uno de los más grandes contratiempos fortuitos que le pueden suceder a un trabajador es que no haya agua caliente en su casa cuando se levanta por la mañana. A mí me desmoraliza que no veas, tanto como le cabrea que se acabe el agua caliente a quien tiene un termo eléctrico no, lo siguiente. Porque necesito el agua caliente para espabilar progresivamente, sin brusquedad. No hace falta darse baños en plan decimonónico, aunque olé por quien se los da. El agua caliente por la mañana tiene ese efecto de calentarte la sangre, que en invierno es oportunísimo para salir de casa con la helada y no acabar destemplándote sino más bien creerte el mismísimo Potro de Vallecas ante el frío. Bien diferente a cuando sales del Babylon a las tantas y empiezas a padecer escalofríos por no haberte despojado ni de la bufanda dentro.

El agua fría está bien para echártela sobre la cara, pero ya. Y lo de la ducha nocturna como modo de asegurar algo de higiene matutina nunca lo entendí. ¿Qué somos, como niños? Un adulto en la cama se soba. Es así. Y el rendimiento profesional en estado de sobe no puede ser bueno.

Me pasó el otro día. Abro el grifo posicionando la rueda en el extremo de máxima temperatura y sale en punto de rocío. Desesperado tras minutos sin mejora me puse a jurar en silencio, para no molestar. Allí estaba yo viendo cómo no dejaba de manar agua fría y metiendo una y otra vez la mano debajo del chorro a ver si cambiaba el asunto. Y se me ocurrió, o se me reveló, que quizá si giraba la rosca de la temperatura a la posición de fría el agua saldría caliente. Y así fue, tal cual. Me di la obligada ducha entonces y la jornada transcurrió moderadamente bien.

¿Cómo tuve esa revelación? Pues pienso y concluyo que por asimilación de lo siguiente. Es común que grifos de cocina o baño tengan bailadas el agua caliente y la fría con respecto a las posiciones marcadas por los indicadores de colores rojo y azul. Y también suceden, con más frecuencia de la que piensan, cosas todavía más tenebrosas. Hay instalaciones domésticas cuyos radiadores tienen bailadas las válvulas de entrada y salida del agua. La toma la tienen abajo y la salida arriba. A quien le haya tocado la china tendrá los radiadores medio tibios.

No vamos a decir que todo lo anterior supone una emergencia energética, pero casi. Que el agua caliente fluya como corresponde es un indicador de calidad de vida. Como lo es de cultura general no usar agua caliente para quitar el hielo de un parabrisas helado y no usar agua fría para aliviar una contractura muscular.

«Cómo servirse del agua caliente» debería ser una preceptiva unidad temática dentro de la asignatura ‘Conocimiento del Medio’. Todo sea por la calidad de vida de las generaciones futuras.
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