Agnus Dei. Zurbarán

Por Miguel Soto

22/08/2019
 Actualizado a 18/09/2019
1635-1640.  Óleo sobre lienzo, 37,3 x 62 cm.
1635-1640. Óleo sobre lienzo, 37,3 x 62 cm.
Qué esponjura esa lana! ¿verdad? Pues es debida a la factura que logra Zurbarán, digna del mejor bodegón por su tratamiento de la luz, el volumen y la textura. Textura tan como ninguna la de la lana merina que incluso vinieron a buscar la raza que la producía desde Australia, pues no iba a llegar trashumando allí. Y lo cierto es que tampoco lo hace ya a Babia o Luna, y mira que aquí se registraron más cabezas que en ningún área de Europa. Si acaso en camión visitan los valles ahora, como las aristócratas hidalgas del Conde de la Oliva.

Tiene sentido lo del desplazamiento, que todavía realizan caminando los rebaños que practican la trasterminancia del Órbigo a Prioro o Riaño. No es baladí conseguir pasto y con ello alimentar ovejas y corderos de sabor celestial, como seguro que atesoraba el que nos acompaña. Que por lechal no, pero por ternasco o pascual a nuestros paladares seguro que pasaba, a pesar de tener entre ocho y doce meses.

Alabado sea nuestro corderín, al que, confieso, no he podido contemplar de cerca porque el Prado se permite el lujo de tenerlo estos días en un almacén. Paradójico destino para un ejemplar que, de no haber sido sacrificado, pudiera haberse convertido en un manso, castrado para liderar el rebaño con unos cencerros desproporcionados atados a los cuernos. Y libres los cuernos en esta pieza están pero no las extremidades. Inmovilizadas como las tuvo el Cordero de Dios antes de ser sacrificado, en una semejanza que difumina el límite entre géneros, acercando al religioso este lienzo para gloria del genial pintor.
Lo más leído