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Agenda 20-30 Analfabetos 20-30

06/05/2022
 Actualizado a 06/05/2022
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En 1936, más o menos, el 40 % de la población de este país llamado España no sabía leer ni tampoco escribir. También más o menos hacia 1955 la cosa se había reducido al 15 %, y hoy se estima que solamente un 2 % es analfabeta.

Es encomiable la labor histórica por sacar del pozo de ese déficit cultural a este país. Lo malo es que, mientras esto sucedía, con denodados esfuerzos, pertinaces en su labor, ley tras ley, decreto tras decreto, al propio tiempo, estamos llegando a la cima de la de la inconsecuencia cultural.

Hace unos días mi hija Catalina, me hizo llegar vía Whatsapp una reflexión sobre hacia dónde vamos con los planes educativos que se nos vienen encima, muy preocupada porque sus hijos, mis nietos, son los que lo van a sufrir, si no lo remediamos nosotros tanto personal como políticamente.

De golpe y porrazo la historia de este país, el más antiguo de Europa en lo que es hoy su conjunto, empezará en 1812, justo con la invasión napoleónica. Lo de antes no importa.

Este que suscribe, ya mayorcito, aprendió con el sistema de la Institución Libre de Enseñanza, vigente desde la república y que Franco mantuvo hasta muy al final de los 60, momento en que Villar-Palasí (si no recuerdo mal), promovió lo que entonces se llamó el Libro Blanco de la Enseñanza, que concluyó con la Ley General de Educación, lo que reformó todo el sistema educativo, impuso una nueva forma de educación y que fue, me parece que hoy por hoy para mal, la apertura de la puerta para las múltiples y sucesivas reformas que hemos tenido y que mucho me temo que no han terminado. Para bien, espero.

El método de la Institución Libre de Enseñanza, si se quiere, era bastante simple, básicamente machacón, muy cercano a aquello de que la letra con sangre entra (recuerdo las interminables cantatas de tablas de multiplicar o la lista de los Reyes Godos, que, por cierto, nunca supe más allá de los cinco primeros). Pero, tengo que reconocerlo, también era efectivo.

Aprendimos de los romanos, los árabes, la edad media, nuestro pasado, un pasado que ha influido, y de qué manera, en nuestra forma de ser, en nuestra cultura y nuestra idiosincrasia. Y no solamente la nuestra, por supuesto.

Y mientras los norteamericanos envidian nuestra larga historia (la suya tiene poco más de 200 años, y bien que les duele) o los nórdicos nuestra historia de la arquitectura (ellos construían en madera y no les queda nada), nosotros borramos nuestro pasado. Borramos Roma, base de todo nuestro bagaje jurídico, borramos nuestro pasado árabe, esencial en nuestras costumbres o nuestra medicina, eliminamos la implantación judía, esencial en desarrollo del comercio, y, no digamos, el descubrimiento de América, la creación de una cultura extendida por todo el orbe. Y más.

Bah! Eso son minucias, tonterías, cosas del pasado. Nada. Todo a la basura.

¿Entonces?

Unas veces parece que se trata de entretener a los niños durante las horas en que los padres trabajan y no los pueden atender.

También podría tratarse de regalar una titulación para así poder decir que tenemos una enseñanza con un alto grado de éxito en sus aprobados, y que así el informe Pisa nos ponga por las nubes.

Muy probablemente educar en la ignorancia para luego poder manipular más fácilmente a las futuras generaciones, mientras, además, se les plantean principios éticos y morales que, ni por edad ni por formación, están preparados para entender.

Y por aquello de que el Pisuerga pasa por Valladolid, y de paso, eliminar el conocimiento de la formación de España como nación y así justificar que partes de ella se liberen del ‘yugo’ que las oprime.

¿Qué es lo que se pretende?

A lo mejor de todo un poco y, pensando mal que acertarás, de alguna de esas posibilidades una mayor proporción. Sobre todo de las últimas.

Lo que aprendamos de niño es el cimiento de lo que luego vamos a ser de mayores. Si quitamos esa base, ¿Cuál va a ser después el edificio que levantemos?

Añadamos el peligro que supone el acceso a todos medios informáticos hoy existentes y al alcance de todo el mundo, infantes incluidos. No sólo es que ya nadie puede hacer un cálculo sencillo sin un aparatito, es que Google, Wikipedia, las Plataformas y demás inventos, tienen así el terreno virgen de principios pero muy bien preparado para influir dónde, cuándo y cómo quieran.

Mucha agenda 20-30, pero la verdadera riqueza de un país, lo que de verdad lo puede transformar, es su cultura, y en ese aspecto vamos peligrosamente camino de un analfabetismo ‘de libro’. ¿Hasta dónde y hasta cuándo?
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