Afectados y aprovechados

Si es empresario o comerciante y no se había dado cuenta hasta ahora, cosa que ya me extraña si lleva algún tiempo detrás del mostrador, permítame que le diga que hay clientes que es mucho mejor perderlos que encontrarlos. Y no estamos precisamente en unos tiempos en los que se puedan perder consumidores porque a uno le dé la gana, pero créame que si pone sobre la balanza lo que gana y lo que pierde con algunas personas, el resultado le va a compensar.

Y mucha culpa de eso la tiene la filosofía del cliente inflexible que siempre tiene la razón, el que conoce y disfruta de todos sus derechos pero que no tiene ninguna obligación. Sin entrar en el mundo de la hostelería y de la restauración, que esto también merece un capítulo aparte para hablar de los que salen una vez al año a comer a un restaurante y la montan o acostumbran a liarla si no se salen con la suya de no tener que pagar para no escribir una reclamación, detrás del mostrador nunca faltan pleitos.

En estos días, una cadena de supermercados que no tiene una sola tienda en nuestra provincia y prácticamente ninguna en Castilla y León pero sí opera en Sevilla y en otros muchos lugares de España ofreció durante unas horas en su tienda virtual una videoconsola por un céntimo, cuando su precio en el mercado ronda los 300 euros. Evidentemente, fue un error informático y así se lo hicieron saber a los clientes que compraron hasta veinte unidades para revender luego a doscientos y pico la unidad; la picaresca de un negocio redondo.

Ahora comienzan las reclamaciones de un grupo de ‘afectados’ a los que parece afectarle a su salud el no poder comprar una consola por un céntimo, alegando publicidad engañosa, cancelación unilateral de un contrato y no sé qué más. A estos, que sería más adecuado llamarle ‘aprovechados’ por intentar hacer valer sus presuntos derechos como consumidores ante una situación que salta a la vista que es un error, para denunciar sí tienen tiempo y ganas; para buscar un trabajo y reducir el 22 por ciento de paro al menos a ese 10 que tenemos en León –que ya está bien– ya si acaso en otro momento. Supongo que después de la siesta, de las cervezas y de jugar a la PS4.