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Adorables tunas

05/11/2022
 Actualizado a 05/11/2022
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Enredándose entre los vientos leoneses, pasaron por aquí el pasado fin de semana, cientos de capas negras cuajadas de pegatinas y lazos multicolores. Y cubrieron de jaranas y pasacalles el empedrado de un León mojado al que no quisieron dejar sin sus legendarias rondas. León ¡tan huérfano, hasta entonces, de acordes de guitarras y mandolinas! ¡de cascabeleos pandereteros!

Treinta y tres ediciones de un certamen que siempre había congregado a las mejores tunas de España y que anteriormente se celebraba en el Teatro Emperador, con el que últimamente andan enredando con promesas, quién sabe si esta vez ciertas...

Un auditorio rebosante de público entregado recibía a los esperados cantores quitapenas tras la añoranza durante el encierro vírico. La Universitaria de León, anfitriona, dio paso al elenco que venía concurso: de Cáceres, de Jaén, de Murcia y la muy noble e ilustre de Alcalá de Henares, cuya virtuosa intervención en verso hubiera enorgullecido al mismísimo Cervantes, y el Cervantes musical se llevaron, que se alzaron con el galardón a la mejor.

Y especialmente reinaron ellas, damas enfundadas en capas de suavizar ondulante, sibilinas, neutralizando con sus notas acompasadas, los prejuicios de los que a priori, no creían que aquello fuera posible. Salieron a escena a oscuras, evocando la opacidad ciega que desde la noche de los tiempos nos tuvo relegadas en el inframundo del poderío andrógeno. Y una pareja, emergiendo de la tramoya, bromeaba sobre su tardanza por haberse entretenido acometiendo ciertas tareas domésticas. Su actuación se demoraba, tardaba en encenderse la luz... toses… murmullos... Pero emergieron como el descorchar de una buena botella de champagne. Gentilmente acompasadas sobre el escenario, aterciopelando sus voces al compás de la orgullosa ‘Bikina’: «Solitaria, camina la bikina y la gente se pone a murmurar…». Y fue el genio femenino en el escenario, intuición, elegancia, ternura e ingenio. Sonoridad y sororidad. Que femenino es el nombre de tuna por mucho que haya sido tierra de varones. Tierra fecunda de mujer que gesta cantos y vida, derrochando alegrías por muy mal que vengan dadas. Y gocé al descubrir que ellas, la tuna femenina de la ULE, ya forman parte del Circuito de Tunas Universitarias de Distrito.

Y evoqué esa hermosa canción de Vicente Fernández. «Pudiéramos morir en las cantinas y nunca lograríamos olvidarlas, mujeres, oh mujeres tan divinas, no queda otro camino que adorarlas». A mí al menos no quedó otra después de verlas y escucharlas. Sencillamente adorables.
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