Ademar 37 - Huesca 37: 'Defensa lamentable, fe inquebrantable'

El Ademar, que perdía de 6 a falta de 12 minutos al no compensar su gran ataque su pésimo rendimiento atrás, empata a falta de cinco segundos con un golazo sin ángulo de Gonzalo

Jesús Coca Aguilera
30/04/2022
 Actualizado a 30/04/2022
La defensa del Huesca intenta frenar a un Malasinskas que abre el balón hacia un compañero. | SAÚL ARÉN
La defensa del Huesca intenta frenar a un Malasinskas que abre el balón hacia un compañero. | SAÚL ARÉN
Cuando los rivales directos no fallan y tu margen de error es prácticamente nulo, empatar en tu casa es un pésimo resultado que te pone la clasificación europea muy cuesta arriba. Pero cuando las tablas llegan de forma milagrosa, levantando un partido en el que parecías completamente muerto cuando perdías de seis goles (27-33) a 12 minutos para el final, y marcando el gol de las tablas sin ángulo y q falta de cinco segundos… las tablas se visualizan de otra manera porque al menos te dejan un resquicio para la esperanza.

37-37 igualaron Abanca Ademar y Huesca en el Palacio de Deportes, tras un encuentro en el que tan lamentable fue la defensa ademarista durante tres cuartas partes de partido, como brillante el ataque de principio a fin: encontrando una y otra vez situaciones claras de lanzamiento, con Malasinskas hinchándose a dar asistencias, y el único pero de los tiros claros fallados, por ejemplo con cuatro contras erradas estando solos ante un muy buen Almeida.

Pero rendir sólo en un lado de la pista no es suficiente, aunque sí recurrente esta campaña para un Ademar que al menos sacó su orgullo para convertir el enfado del Palacio en exaltación cuando les vieron que no bajaron los brazos ni dejaron de creer con una fe inquebrantable, hasta el punto de tener incluso ataque para ponerse por delante en el último minuto.

El 13-12 fue la última vez que fue ganando Ademar, que mandó con cortas rentas en casi toda la primera mitad Un arreón decisivo aunque insuficiente tras un encuentro en cuya primera parte el Ademar había ido prácticamente siempre por delante, aunque sin pasar nunca su ventaja de los dos goles y siendo el 13-12 la última vez que mandaría en el marcador.

Ahí se marchó el Huesca, que llegó al descanso con la friolera de 19 tantos y ganando de uno, definiendo la defensa del Ademar que ni siquiera se podía culpar a Bomastar, que llevaba 9 paradas pese a las facilidades con las que tiraban la primera línea y los pivotes oscenses.

Sin embargo, lo peor estaba por llegar. Mantener esa tendencia de marcar y encajar casi en cada ataque tiene el riesgo de que un mínimo apagón ofensivo te puede hacer encajar un duro parcial en un santiamén.

Con un parcial de 9-3, con la defensa por fin apretando, el Ademar empató a falta de 3 y medio tras ir 6 abajo Y eso sucedió, porque nada funcionaba. Santista, activo y letal en ataque en seis metros, acumulaba errores atrás. Semedo, tras sentar al cual llegó la reacción final, era el despropósito habitual. Zanas Virbauskas era un coladero en el segundo, donde las alternativas que colocaba Cadenas tampoco estaban bien. Panos salía y volvía a sentarse en 15 minutos porque no tocaba ninguna. El cambio a defensa 5-1 ayudó al final pero tardó en ajustarse. Y Soljic y ese expediente X qué es el fichaje invernal Deividas Virbauskas no aparecían en pista ni en un día así en que pruebas casi todo.

¿La consecuencia? Que un parcial de 0-5 pusiera al Huesca seis arriba (26-32), ventaja que mantenían cuando se entraba en esos 12 minutos finales de partido donde cambió todo.

Pese a marcar Montoya dos goles y sufrir el Ademar en ese tramo una exclusión y el fallo de un contraataque, la diferencia fue menguando, porque por fin había algún robo y con una mayor intensidad se provocaban pérdidas.

Santista se precipitó al atacar para adelantarse a 1:30. Joao marcó y el Ademar apuró el último ataque donde empató De los siete goles del Ademar que convirtieron esa máxima renta visitante en un 33-35 a 5 para el final, seis salieron de las manos de Malasinskas con cinco asistencias y un gol. Pero también aparecía Jaime, subiendo el nivel de garra del equipo y marcando dos goles; y Boskos, que forzaba una exclusión, marcaba un tanto y robaba un balón asistiendo a Gonzalo para poner el 34-35.
Y entonces, a 3 y medio, la locura. Otra recuperación, esta de Milosavljevic, y a la contra Casqueiro elevaba el parcial a 9-3 y colocaba el 35-35 a falta de 3 y medio.

De estar contra la lona, el Ademar pasó a jugarse los puntos en un final a cara o cruz. Con fortuna, trastocar en un defensa un lanzamiento exterior y despistar a Bomastar, el Huesca volvía a adelantarse. Pero Gonzalo, en el rechace de un tiro al palo de Milosavljevic, devolvía las tablas con las que llegaría la ocasión de completar la remontada.

Porque el Huesca cometía pasos y los leoneses iban a atacar para adelantarse, pero Santista se precipitaba buscando la contra con un pase largo muy difícil que la defensa cortaba, dando aire a un conjunto oscense que con un tiro lejano de Joao Pinto se puso 37-36 a falta de 55 segundos para la conclusión.

No se precipitó el Ademar buscando el gol rápido para ganar. Maduró el ataque. Pidió tiempo a falta de 23 segundos. Y la verdad es que la pizarra no funcionó, porque el tiro era muy malo y complicado, pero Gonzalo hizo magia, metiendo su intento más difícil y en el momento de mayor presión tras haber fallado varios claros. Saltando desde la misma esquina, sin apenas ángulo, puso el balón en la escuadra contraria y consiguió que, del mal, fuera el menos.
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