Ademar 32 - Granollers 41: 'Un involucionado Ademar toca fondo'

El Granollers arrasa de principio a fin a un equipo leonés desesperado y que llegó ya sin opciones al descanso víctima de su horrorosa defensa y la nula aportación de la portería

Jesús Coca Aguilera
24/10/2021
 Actualizado a 24/10/2021
Milosavljevic intenta lanzar por encima de la defensa. | MANU QUIROGA
Milosavljevic intenta lanzar por encima de la defensa. | MANU QUIROGA
Cierto es que a un equipo tan nuevo como este Abanca Ademar, con una plantilla totalmente renovada con jugadores sin experiencia en la liga Asobal, hay que darle tiempo. Y que el durísimo calendario inicial y las numerosas lesiones no han ayudado en el proceso. Pero también que pasan las jornadas y lejos de crecer, el conjunto leonés no muestra ningún tipo de progresión, sino que involuciona y acrecenta día a día los que han sido sus grandes males desde el arranque: la defensa, la portería y las numerosas pérdidas de balón.

Con ese triunvirato como lamento continuo en cada encuentro, hasta el punto de convertir cada choque en un ‘deja vu’ de los anteriores, el Ademar tocó este domingo fondo en el Palacio de Deportes, donde cuajó una bochornosa actuación y fue arrasado de principio a fin por el Granollers, que le metió 41 goles, le ganó por nueve de diferencia y dio la sensación de poder haberle vencido por lo que hubiera querido, pues tenía el choque ya sentenciado al descanso.

Pocas cosas hubo salvables en la escuadra leonesa. Una el rendimiento de Gonzalo Pérez, un oasis en ese desierto que es ahora mismo el Ademar, que metió los siete penaltis que lanzó y se fue a los 11 goles en total con sólo un fallo en el lanzamiento. Otro los minutos en el pivote en ataque durante la segunda parte de Liapis, con problemas atrás (como la mayoría) pero que aporta más que nadie en esa posición ahora mismo en el otro lado.

Granollers rompió el partido con un parcial de 0-6, con 3 goles del meta Rangel, en el ecuador de la primera mitad ¿Negativas? Muchas y de diferentes tipos. Por un lado, de signos de desesperación e impotencia de un equipo desquiciado, como son la roja directa que por segundo partido seguido vio un Santista con exceso de revoluciones, una exclusión que un Boskos cabreado por una decisión anterior fue buscando hasta que se le sacaron u otra en la primera parte de un Cadenas que al minuto 2 de encuentro con 1-2 ya había pedido un tiempo muerto y al 18 gastado los dos, en el 20 ya había cambiado dos veces a su guardameta y que ni con sus visibles broncas ni numerosos cambios de hombres y sistemas logró efecto.

Por otro, las de rendimiento. Está el de la defensa, donde el centro en el que Santista y Milosavljevic llevan la batuta es partido tras partido un coladero al que castigan pivotes y lanzadores. También en la portería, no tapado por los 10 minutos de acierto con el partido decidido de Bomastar, y que no aporta absolutamente nada para ayudar a mejorar el rendimiento defensivo, siendo sangrante la comparación con un Rangel sensacional en Granollers. Y por otro las individuales, donde jugadores a los que se reclamaba como Lodos y Soljic sí tuvieron ayer presencia no subiendo el nivel que mostraba el resto, con Milosavljevic a años luz del jugador referente que se esperaba que fuera, Casqueiro sin aportar nada en ataque, Virbauskas siendo el ‘rey’ de las pérdidas, Boskos sin continuidad y Jaime sin ser esta vez la solución para el centro ni tener efectividad en el extremo.

Cadenas había pedido un tiempo a los 2 minutos y en el 37 ya no le quedaban. Otra vez Santista vio la roja directa Con todos estos condicionantes, ganar a un muy buen equipo como Granollers era un imposible. Ni siquiera plantarle cara. Ni la lesión al final de la primera parte de un Antonio García que había empezado muy bien pasó factura a los vallesanos, donde Salinas fue indescifrable en el pivote para la defensa, Alejandro Márquez imparable con sus lanzamientos lejanos, Pol Valera rompía una y otra vez el 6-0 con sus penetraciones y a la contra se gustaban los extremos e incluso el meta Rangel, que metió a portería vacía cuatro goles que estarán cerca de ser récord para un guardameta en un partido de Asobal.

Fueron los argumentos que marcaron un partido en el que a partir del 5-5 del minuto 7 siempre mandaría Granollers, pero que cuando se rompió fue en el ecuador de la primera mitad, con un parcial de 0-6 aprovechando una doble inferioridad del Ademar y que incluyo tres goles seguidos del portero Rangel, disparó el marcador hasta un doloroso 9-16.

Dos veces se puso a cinco goles en la segunda mitad el Ademar. A una le siguió un parcial de 0-3, a la otra de 1-6 Siete goles de diferencia que se mantenían en el 16-23 de un descanso al que se llegaba con una jugada que resumía perfectamente la defensa del Ademar. Marcaba Gonzalo a falta de cuatro segundos, pedía tiempo muerto Granollers y con ese exiguo margen desarbolaba a la zaga con su jugada ensayada y encontraba un tiro claro en seis metros para marcar un nuevo gol.

Las sensaciones eran aún peores que la diferencia en sí, que no sería la primera vez que se remonta. De hecho el año pasado, en Granollers, los leoneses lo hicieron. Pero esta vez la diferencia de nivel a día de hoy entre los dos equiposes demasiado grande.
Sólo hubo dos momentos en los que se atisbó la reacción, pero ambos fueron seguidos de duros parciales. Uno de salida, cuando el cambio a defensa 5-1 cortocircuitó momentáneamente el ataque vallesano y Ademar se puso a cinco (20-25) antes de recibir un 0-3 ante el que Cadenas agotaba ya todos sus tiempos muertos en el minuto 37.

Otro a 10 para el final, cuando con tres goles seguidos de Liapis los leoneses volvían a colocarse a cinco (28-33) tras llegar a haber estado ocho abajo, antes de que Antonio Rama parara el partido, leyera la cartilla a los suyos y lograran un 1-6 que ponía el 29-39 a base de contras aprovechando las pérdidas de un Abanca Ademar que incluso bajó los brazos, con jugadas en las que se quedaban arriba y sólo Gonzalo bajaba a sprint.

Duro correctivo, varios silbidos de los 1.100 espectadores presentes y preocupantes sensaciones de un Ademar que no acaba de arrancar y la próxima semana tiene en la visita al recién ascendido Torrelavega un arma de doble filo.
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