07/12/2021
 Actualizado a 07/12/2021
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Más que un puente este año nos encontramos con un acueducto, desde el viernes por las tarde hasta el jueves por la mañana. Unos le llaman el puente de la Constitución, otros el de la Inmaculada. Algún gracioso le ha llamado de la Inmaculada Constitución. Por antigüedad le corresponde la titularidad a la Virgen María. Pero, como se ha señalado en alguno de esos mensajes que se envían por WhatsApp, en España hay algunos colectivos que, si fueran coherentes, deberían renunciar al mismo: los republicanos y los no creyentes. Los primeros porque la Constitución Española defiende claramente la monarquía y los no creyentes porque la fiesta del 8 de diciembre es una fiesta netamente cristiana. Claro que, siguiendo este mismo criterio, deberían renunciar a la Navidad y a la Semana Santa, e incluso al domingo, día del Señor.

Ahora bien, los que aceptamos gustosamente la Constitución Española y el dogma de la Inmaculada Concepción, no somos envidiosos y no nos importa que quienes piensan de otra manera puedan disfrutar de unos días de descanso. No diríamos lo mismo de aquellos que, despreciando la Constitución, viven a costa de ella, percibiendo sustanciosas ganancias. Ni los políticos vascos ni los catalanes podrían ocupar los puestos que ocupan si no fuera gracias a la Constitución que ellos desprecian. Hace falta mucho atrevimiento y morro para despreciar a la mano que les da de comer. Entendemos que puedan sugerir una reforma constitucional por los cauces que la Carta Magna establece, pero entre tanto ese desprecio que ahora hacen es un signo de bajeza moral.

Ahora bien, el mayor grado de indignidad es el de aquel o de aquellos que, para perpetuarse en el poder, consienten estas ignominias. Pero en definitiva habría que decir que esta indignidad afecta a la mayoría del pueblo que lo consiente. Ahora que se habla tanto de memoria histórica, que ni es memoria ni es historia, sino la imposición de un pensamiento único y manipulado, debería al menos hacerse memoria de otras constituciones que llevaron a España a la ruina y de los grandes beneficios de la de 1978, dando lugar a la mayor época de paz y prosperidad.

A la muerte de Chavez le siguió otro dictador, Maduro. A la muerte de Fidel han seguido otros dictadores. Con la caída del comunismo en Rusia nació otro régimen autoritario, con apariencia de democrático. En España surgió una verdadera democracia, basada en el consenso y en el respeto mutuo de todas las fuerzas políticas, reflejado en la Constitución. No volvamos a otra dictadura.
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