Accem agradece el Premio Solidaridad Once

La organización presidida por Pedro Puente recibió este jueves el galardón en Asturias

L.N.C.
26/10/2018
 Actualizado a 16/09/2019
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Accem recibió este jueves el Premio Solidaridad Once que entrega cada año la organización en Asturias. Por este motivo, la ONG presidida por el leonés Pedro Puente quiso expresar su agradecimiento por este reconocimiento a su acción social. "Nos sentimos muy honrados, orgullosos y contentos por el galardón concedido, no solo por lo que supone de reconocimiento a nuestra labor y trayectoria como entidad, a nuestros trabajadores y trabajadoras y a nuestro voluntariado que trabaja con refugiados, sino porque supone visibilizar a las personas refugiadas, a su sufrimiento por intentar huir de la guerras y persecuciones", explicaron.

"Este premio es un reconocimiento a su lucha y a su esfuerzo cotidiano por salvar sus vidas y las de sus familias. Es un premio a todas las personas refugiadas de este mundo", añadieron desde Accem, una organización que "tras 25 años de trabajo en Asturias, el contexto que se vive en la actualidad es muy distinto del que teníamos cuando se comenzó a desarrollar los programas de acogida". "El incremento de los conflictos armados y de la desigualdad social en el mundo han generado 65 millones de refugiados, una situación en la que Europa y nuestro país han de estar a la altura, asumiendo los compromisos adquiridos en la acogida de las personas refugiadas.
Europa y España deben de reactivar ya con rapidez, los procesos de acogida y reubicación de las personas refugiadas", afirmaron desde esta ONG, que considera que "no pueden esperar más tiempo, es una cuestión de derecho y de dignidad hacia ellas". "Una acogida en la que además de la necesaria implicación de las diferentes administraciones, se precisa también del compromiso, solidaridad y humanidad de toda la sociedad civil asturiana", agregaron desde Accem. 

La ONG expuso que "las personas refugiadas necesitan del cariño y calor de la ciudadanía asturiana para recorrer con garantías el nuevo camino que tienen ante sí: en los barrios en los que viven, en los colegios a los que asisten sus hijos e hijas, en los parques de nuestras ciudades, en definitiva, recorrer un camino hacia el duro camino hacia una nueva vida alejada de las bombas y de las metrallas". Además de acordarse de todas las instituciones que están implicadas en su trabajo, insistieron "en la necesidad de espantar a los fantasmas del pasado que están llamando de nuevo a nuestras puertas". "A los fantasmas de la desconfianza, del miedo, del recelo hacia las personas refugiadas. Europa no puede retroceder ni perder terreno en los valores que la han hecho fuerte e inmune a los discursos populistas de corte xenófobo y racista. Todos y todas tenemos la responsabilidad cotidiana de velar por esos valores, que no son otros que los que se recogen en la Declaración Universal de los Derechos Humanos", apuntaron, para culminar que "la acogida a las personas refugiadas, es una cuestión de humanidad, dignidad y de respeto hacia los Derechos Humanos".
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