«Abuelo, no hago vida de ti»

No hay vínculo más bello, emotivo, sincero y fuerte que el de los abuelos con los nietos. No hay más calor y más ternura entre dos manos cogidas que las de los abuelos y sus nietos. No hay más admiración sincera que la de los nietos por los abuelos, porque ellos creen que los abuelos lo han podido todo... y es verdad.

No hay dolor que le llegue más hondo a un niño que ver irse al abuelo.

Al revés ni te lo puedo explicar. El abuelo, o la abuela claro, que pierde a un nieto jamás se lo perdonará a la vida porque no existe forma humana de que lo entienda y asimile.

No hay conversación más imaginativa, poética e imprevisible que la de cualquier abuelo con alguno de sus nietos.

Pocos ejercicios resultan más gratificantes que seguir los pasos de una pareja de ellos por las calles. Pocos recuerdos más imborrables.

Imagina a un abuelo/abuelo, ya mayor a juzgar por su lento caminar, con una nieta pizpireta y habladora, que no cesa de preguntar sin esperar a las respuestas. Pasan ante un escaparate y ella detiene sus pasos.

– Abuelo, mira que marioneta, solo vale cinco euros.

– No los traigo. Tú madre no quiere que te compre nada, no insistas.

– Abuelo, no hago vida de ti.

Soltó una gran carcajada... «Bueno, si son 5 euros igual los tengo. Vamos».