Abanca Ademar 32 - Bucarest 29: 'Cañonazos para agarrarse a la vida'

El conjunto leonés mantiene sus opciones europeas tras ganar a base de ‘zambombazos’ / Con uno arriba y 20 segundos por delante decidió un golazo con giro en el aire de Simonet

Jesús Coca Aguilera
04/11/2017
 Actualizado a 13/09/2019
Simonet celebra, agarrado por Jaime, el golazo que acababa suponiendo el triunfo del Abanca Ademar. | JAVIER QUINTANA
Simonet celebra, agarrado por Jaime, el golazo que acababa suponiendo el triunfo del Abanca Ademar. | JAVIER QUINTANA
Quedan 20 segundos para el final y el partido está en un pañuelo. El Abanca Ademar, que ha ido desde el minuto uno por delante en el marcado, con ventajas de hasta cinco goles en la segunda mitad, llega con sólo uno de ventaja al momento decisivo. La jugada es decisiva. El triunfo, fundamental para seguir con opciones de pasar ronda en la ‘Champions’.

Sin embargo, el ataque se atasca. El duro 6-0 del Bucarest ahoga las ideas ademarista. Los árbitros avisan de pasivo. Los pases se agotan. Y de repente, Simonet se inventa una genialidad. Se levanta desde nueve metros, hace un giro en el aire y antes de caer suelta un lanzamiento que tras rozar en un defensa supera a Irimus.

Es el gol que sella el triunfo. El que levanta a un Palacio que ha empujado más que en ningún otro partido de esta temporada. El que mantiene las opciones europeas del Ademar. El que da un triunfo que, tras robar y meter Vieyra sobre la bocina, acaba siendo por 32-29.

La primera línea, con Juanjo y Vieyra brillantes, lideró el ataque y marcó 25 de los 32 goles. Juanín fue baja Una genialidad y un recital de ‘cañonazos’ para agarrarse a la vida en Europa. Porque, si los leoneses llevaron la iniciativa durante todo el encuentro y acabaron venciendo, fue gracias al tremendo acierto en el lanzamiento exterior.

No estaba Juanín, con molestias físicas que le sacaron de la convocatoria. No estuvieron acertados en el lanzamiento los extremos, pues especialmente a Jaime le amargó un Irimus sensacional bajo palos y clave para mantener en partido a su equipo. Apenas encontraron a los pivotes, que no lograron ver puerta. Pero, en esta ocasión, la primera línea estuvo prácticamente imparable, con 25 de los 32 goles llevando su firma.

¿Mención especial? Sin duda paraun Juanjo Fernández que pide a gritos a base de buenas actuaciones más protagonismo en ataque. Ya brilló en Rumanía. Y ya salió de inicio ante el Teucro en tareas ofensivas. Repitió titularidad esta vez ante el Bucarest y multiplicó su acierto. Nueve goles, dos de ellos desde siete metros, marcó el manchego, que encontró una y otra vez los espacios en la defensa rumana.

Él fue el líder, pero tuvo escuderos de lujo. Principalmente Vieyra, valiente y acertado, que entre sus cinco goles firmó el que, a un minuto y medio para el final, con el pasivo avisado, ponía el 30-28 en el marcador y evitaba que el Bucarest atacara para empatar.

El Ademar fue siempre por delante en el marcador y llegó a coger cinco goles de renta en la segunda parte Pero además, Costoya estuvo bien en los pocos minutos que el gran papel de Juanjo le dejó, y marcó tres goles; por dos de un David Fernández que ha superado claramente en la rotación a un Vejin que de nuevo se quedó sin jugar. No lo hizo el serbio ni tampoco Rodrigo, pues esta vez quien cumplió fue un Acacio que movió con acierto al equipo cuando no estaba Simonet.

¿En defensa? El equipo tuvo más problemas. De hecho fue cuando esta funcionó, en los primeros compases, cuando los leoneses pudieron correr a la contra y cogieron la renta con la que jugarían el resto del partido. Porque, durante los primeros siete minutos, el Bucarest sólo fue capaz de hacer un gol. La defensa funcionaba, Biosca estaba muy acertado en portería y el Ademar cogía muy pronto cuatro goles de ventaja (7-3) en el marcador.

Sin embargo, nunca pudieron llevar la diferencia más allá. Se entonaron Sajad Estaki y Gayduchenko y los goles empezaron a caer. En el afán de cerrar al peligroso pivote Mocanu, algo que conseguían, la defensa no salía lo suficiente a nueve metros y los lanzadores rumanos empezaron a hacer daño a la defensa, algo que se sucedería durante la segunda mitad.

Porque, si al descanso se llegaba con 18-15 tras un intercambio de goles, tras la reanudación el Bucarest reducía más la renta. Influía en ello el factor portería, pues si Biosca estaba parando en la primera parte, Cupara no conseguía tocar bolas en la segunda, en parte porque casi siempre eran tiros claros.

Las paradas de Irimus y los lanzamientos de Esteki y Gayduchenko mantuvieron en partido al Bucarest Y, ya de salida, la diferencia se reducía a un gol (18-17). Estarían muchas veces así, sólo uno por debajo y con opción de empatar, pero nunca lo conseguirían, como tampoco lograba el Ademar romper el partido definitivamente. Ni lo hicieron los rumanos con el 20-19, consecuencia de haber marcado cuatro goles en los cinco primeros minutos; ni los leoneses tras un parcial de 4-1 que les colocaba cinco arriba (27-22), su máxima diferencia, a sólo 15 minutos para la conclusión.

Con un 0-3, tras desaprovechar el Ademar tanto un penalti (fallaron dos) como una superioridad (que nunca consiguieron aprovechar, pese a sufrir seis exclusiones el Bucarest), el equipo rumano volvía a meterse de lleno en el choque.

Sin embargo, la distancia tardó en bajar de los dos. Frenaba su frecuencia de goles el Ademar con el cambio a defensa 5-1 con Jaime de avanzado. Y tanto con el 27-25 como con el 28-26 fallaban los visitantes un ataque para colocarse a uno. Sin embargo, a cuatro minutos, llegaba el 29-28. El corazón estaba en un puño. Cupara, esta vez sí, paraba el lanzamiento que hubiera supuesto el empate. Y los citados goles de Vieyra y Simonet decidían.

Las opciones del Ademar siguen intactas. El próximo sábado, de nuevo en León y ante el actual líder Gorenje, llegará otra final para mantenerlas.
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