A tomar las aguas, a tomar ‘pol’ saco

Más de veinte balnearios tuvo la provincia de León por casi todas sus comarcas, lugares que representaron un centro de ocio para muchos leoneses que tuvieron su auge a mediados del pasado siglo y décadas posteriores y han acabado por desaparecer todos, menos uno... y medio

Fulgencio Fernández
23/10/2022
 Actualizado a 23/10/2022
Las de Boñar fueron un centro turístico de primer orden y dinamizaron aquella comarca. | MAURICIO PEÑA
Las de Boñar fueron un centro turístico de primer orden y dinamizaron aquella comarca. | MAURICIO PEÑA
Al recorrer pueblos hablando con vecinos de edad sumé una pregunta que no iba después en el reportaje: «¿Tuviste algunas vacaciones en tu vida?». La respuesta más habitualentre estas gentes del campo o la ganadería, en su mayoría, era “no”, aunque muchas veces afloraba unas jornadas de descanso que ellos no consideraban vacaciones, eran una costumbre en muchos pueblos, unas bien ganadas jornadas de recuperación de las duras faenas del verano. Y reconocían: «Bueno, fuimos a los baños o fuimos a las caldas».

Aurelia del Campo decía que iban a San Adrián, Josefa Díez a las de Don Roque en Villanueva de la Tercia, muchas más, muchos más, pues eran de las escasas actividades a las que acudían juntos los matrimonios… y recuerdan aquellas jornadas como «lo mejor», comparando incluso con algunos de los viajes que han hecho después como jubilados, los famosos viajes del Imserso.Seguramente la nostalgia de aquellas vacaciones que no eran tales.

La realidad es que la provincia estaba sembrada de ‘caldas’, de balnearios que como se puede ver en el mapa de los que hubo estaban en todos los rincones: Desde la Fuente del Infierno en Llanaves de la Reina a los baños de Don Roque en Villanueva de la Tercia, las caldas de San Adrián y Boñar, muy cerca una de otra, las de Nocedo que fueron —y son— de la poderosa familia Fierro, hasta las bercianas de Vega de Espinareda, Ponferrada o en Astorga y su comarca, Tabuyo, Herreros de Jamuz, Morla, Villar de Ciervos. O las famosas de Morgovejo, que tenía transporte propio para ir a buscar a los viajeros a la estación de Puente Almuhey.

Por todos los rincones de la provincia hubo caldas, balnearios a los que acudían a tomar las aguas Lugares de referencia en los años centrales del pasado siglo que han ido desapareciendo hasta convertirse la mayoría de ellas en verdaderas ruinas, las de Nocedo o Villanueva de la Tercia (al lado de la carretera) dan cuenta tanto de su antiguo esplendor como de su actual abandono.

Tan solo una ha sido restaurada, puesta en funcionamiento y explotada en plan hostelero, que fue su uso más habitual, las Caldas de Luna. Las de Getino han sido restauradas ‘a medias’ y quien lo desee puede acudir a tomar las aguas de manera gratuita, pero el mantenimiento no es bueno ni su estado para ser utilizadas. Pero, tal vez los viejos recuerdos todavía son muchos los que acuden a tomar aquellas aguas, como el dibujante Lolo, y no deja de hablar de sus bondades: «Yo voy todos los años, y tomo baños impares en escalera. Son buenísimas, para el reuma y para todo», explica convencido.

De los más de veinte que llegó a haber en funcionamiento queda abierto el de Luna ‘y a medias’ el de Getino La verdad es que a cada una de ellas se les atribuían propiedades específicas, según fueran las características de las aguas. Y también son muy curiosas las historias que de ellas se contaban, como las famosas aguas de Don Roque, el médico propietario de lasde Villanueva de la Tercia, que contaba que su viejo caballo, con reúma, se iba a beber a aquellas aguas y mejoraba sensiblemente. Comenzó a investigar y acabó montando una de las caldas de mejores o instalaciones, bien es cierto que él pertenecía a una de las familias ‘pudientes de la provincia, los Álvarez Azevedo, con propiedades en Nocedo de Curueño, Lois y otros lugares.

Hay mil historias que habría que recuperar, ya que las caldas parece que no van a volver, de momento. Al menos eso debería pensarJoaquín, el marido de una de las citadas al principio, Josefa, que habiendo escuchado la conversación preguntó al marchar.

- ¿Qué le preguntabas de vacaciones?
-Lo de tomar las aguas.
- Eso se fue a tomar ‘pol’ saco.
Archivado en
Lo más leído