A ti, querido viajero

A ti, querido viajero, que con tu visita has contribuido a que la hostelería de León declare la pasada Semana Santa como la mejor de la Historia, que cuando leí el titular entendí, salvando las distancias, como se tuvieron que sentir los barceloneses cuando sentenciaron las del 92 como las mejores Olimpiadas de la Historia.

Muchas gracias, amigo extranjero, por haberte sentado en una terraza a ojear este periódico o por haberlo comprado para comprobar en los gráficos el recorrido de la procesión si es que no pudiste encontrar a nadie que hablara tu idioma o inglés para poderte indicar. Forastero que viniste con tu botellón a Genarín, muchas gracias por tu educación y por haber depositado los envases vacíos en alguno de los contenedores que hubieras encontrado. Muchas gracias también por pagar los entre seis y siete euros de una copa de calidad en cualquiera de los pubs del Húmedo y por comprender que tienen que cerrar a las cinco para que la procesión se desarrolle como Dios manda y todos queremos que pase. Muchas gracias por admirar el esfuerzo del papón, la belleza de las tallas y por entender que las cofradías no se esfuerzan todo el año por conseguir minutos del telediario sino para crecer en su fe y reforzar los valores.

Espero, querido forastero, que hayas sentido mucho calor, no por la solana esperando la procesión o por que la visa eche humo, sino por la hospitalidad y la generosidad de un pueblo que trata a cuantos pasan por aquí como les gustaría que les tratasen a ellos cuando viajan. Y si eres joven o viniste solo, espero que te haga repetir cuanto hayas visto o que quieras compartirlo en el futuro con tu familia. Pero sobre todo espero que al pasar por Guzmán en tu llegada o en tu marcha te hayas sentido un viajero, no uno de esos miles de ansiados turistas que engordan estadísticas y cuentas de beneficios, pero que si no dejan un euro no merecen cinco minutos.