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A solas en el Noroeste

05/11/2022
 Actualizado a 05/11/2022
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Parece que a los leoneses no nos gusta marcar tendencias, más bien nos gusta romperlas. Si bien es cierto que los datos del paro analizados en una perspectiva anual revelan un aumento de afiliaciones a la Seguridad Social, mientras en la mayor parte de las provincias españolas el empleo crece, en León se destruyen veinte puestos de trabajo cada día. Esta disminución de ofertas laborales va unida sin duda como causa-efecto a otra noticia leída recientemente en este mismo periódico. León y muchas otras provincias del Noroeste peninsular pierden población a pasos de gigante. Es también el caso de Zamora, Ávila, Salamanca, Segovia y gran parte de Asturias y Galicia.

El problema ya ha plantado raíces, no es nuevo. Llevamos años observando cómo se cierran negocios de toda la vida. Pasear por el centro y el extrarradio de muchas de estas ciudades es ver locales cerrados a dolor. Los autónomos y las pymes son el motor de un país, uno no se explica cómo no se pone freno de algún modo a esta marea de cerrojos. ¿Para qué existe un Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico? ¿En qué emplean su tiempo los integrantes de las Mesas contra la Despoblación? ¿Tan difícil es tener ideas revolucionarias o al menos un poco innovadoras y llevarlas a término? Llevamos años de política, millones de euros gastados en sueldos y asesores que intenten frenar esta sangría, pero los resultados son nulos.

Revertir la situación se ha convertido en misión imposible. Eso parece, porque da la impresión de que hemos tirado la toalla. No deberíamos permitirlo. ¿Por qué no les exigimos más a nuestros dirigentes? Si pusiésemos en este reto la misma pasión que volcamos en el fútbol otro gallo cantaría y lo haría como un tenor de ópera. Pero somos débiles, acomodaticios. Mientras tengamos pan no nos importa que proliferen en las tapias los cerrojos, hasta que seas tú el último en dar la vuelta a la llave en la cerradura.
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