A San Antón tampoco le amarga un dulce

Tampoco amarga a los vecinos de Algadefe que este viernes se hicieron con alguna de las tartas que la Cofradía del patrón de los animales subastó tras la misa sacando 550 euros

T.G.
17/01/2020
 Actualizado a 17/01/2020
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Poco después de la una del mediodía de este viernes se escuchaba la dulzaina y el tamboril por las calles de Algadefe. Tocaba fiesta y no tardaron mucho en llegar los vecinos del pueblo que acompañaban a la talla de San Antón, y a su inseparable gocho, en el regreso del santo a la iglesia al final de la procesión. Era la hora de la misa y tras ella, la subasta que cada año sube el azúcar a los vecinos de Algadefe. Algo tímidos al principio, poco a poco se fueron animando los presentes y sumando euros a unas pujas de las que finalmente la Cofradía de San Antón de la localidad obtuvo 550 euros, mucho más que el año pasado que no llegó ni a los 400 euros.

Cada año el día de San Antonio, el 17 de enero, es tradición en Algadefe subastar unas cuantas tartas a las puertas de la iglesia, donde se congregan los vecinos para hacerse con alguno de los dulces que nada le amargan al santo, patrón de los animales. A él le piden que cuide del ganado del pueblo y le honrarán durante todo el fin de semana con una buena fiesta de la que la Cofradía de San Antón es una parte indispensable, pues son quienes velan por tradiciones como la de la subasta de tartas.

Siete en total fueron las que este viernes se levantaron buscando el mejor postor para los ricos dulces aportados por vecinos, el Ayuntamiento y el mayordomo de la Cofradía, un honor que este año recayó en Eduardo Fuertes. La primera se la llevaron por 55 euros, la segunda por 50. Esta salió por 15 euros pero no tardó en «subirse al guindo» la tarta que Bea, vecina del pueblo, hace cada año con mucho gusto. La siguiente se la llevaron por 45 euros y aunque muchos al principio no entraron al trapo, poco a poco fueron surgiendo nuevas voces que se animaron si no a engordar ellos con los dulces, al menos a subirle el precio. Una tarta más.

– ¡Sale en 40 euros!

Al fondo una voz sube a 50 y hay quien da más. Sube a 60, pasa por 65, tímidos llegan a 66 y cuando se iba a adjudicar por 68 pasa a 70.

– ¡70 a la una!
– ¡75!
– ¡75 a la una! ¡75 a las dos! ¡75 a las tres! Para Paco.

Y Paco se acercó al Mayordomo para que este diese cuenta del dinero antes de que saliese a subasta la tarta del Ayuntamiento de Algadefe por la que pujaron con bien de brío Ubaldo, el alcalde, y Víctor, el exalcalde, a quien se le adjudicó por 100 euros. Aplausos de quienes se arromalinaban entorno a la subasta de la que siempre es testigo el Santo a cobijo de los soportales del templo. Junto a él reposaba la tarta del Mayordomo, la última en subastarse que acabó adjudicada por 150 euros.

– ¡Esta se calienta, venga!, animó Tino que fue el encargado de pasearla entre el público para abrir las ganas de participar a los presentes.

Y mientras todos aplaudían salió con fuerza el subastador más joven y más saleroso de Algadefe con la pata de gocho en ristre animando al personal y como cierre de la tradición. Primero la ofreció desgañitándose por 25 euros pero animado por el público hizo al revés que el resto y abarató la mercancía buscando quién se la llevase a casa. Y se la llevaron pero finalmente por 30 euros.

Cumplió así Algadefe con el patrón de los animales y con la tradición de su Cofradía, antes tan solo reservada a hombres pero abierta desde hace unos años a la participación de las mujeres. Ya el jueves empezaron con las celebraciones acudiendo a casa del Mayordomo a recoger la pitanza: avellanas y una botella de vino. Y así llevan desde al menos el siglo XVII, primera fecha de la que tienen constancia de unos actos que, aun con solera y cambios, no pierden la esencia ni el sabor dulce que tan entrañable rato deja a los vecinos de Algadefe cada 17 de enero. «¿Alguien da más?»
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