19/12/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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No siempre es fácil elegir un tema a la hora de escribir, unas veces por la escasez y otras por la abundancia de acontecimientos. En último término, si estos escasean, aún sigue siendo Cataluña una buena cantera, a pesar del empacho que ya nos produce. Casi vamos a esperar a ver lo que pasa con las elecciones. Mal arreglo tiene el asunto, sobre todo teniendo en cuenta que algunas mentes son de piñón fijo.

Preocupantes son otras muchas noticias que cada vez se repiten con más frecuencia y que están relacionadas con la violencia de todo tipo: que si los de la Manada violan a una chica durante los Sanfermines, que si unos futbolistas presuntamente abusan de una menor, que si un tío mata a otro por llevar la bandera de España en los tirantes, que si un delincuente mata en Teruel a dos guardias civiles y a un agricultor… Más los frecuentes casos de violencia doméstica… Todo esto es preocupante, pero de manera especial lo es cuando hay gente que justifica estos hechos tan deplorables. Concretamente un grupo de alumnos decía, refiriéndose al caso del crimen de Zaragoza, del hombre asesinado y pisoteado antes de morir, que algo habría hecho y que el asesino tenía parte de razón. ¡Cómo se nota la manipulación que algunos hacen a través de las redes sociales!

La semana pasada Jordi Évole ofrecía un programa titulado ‘Silencio La Bañeza’ para afrontar el tema de la pederastia, refiriéndose al que durante algunas décadas fue Seminario Menor Diocesano. Lo conozco porque en él pasé seis importantes años de mi vida como alumno. Jamás oí hablar de nada raro. Partiendo de que en estos temas debe haber tolerancia cero, no dudo de que haya buena voluntad a la hora de denunciar los abusos, pero el hecho de que pueda haberse dado algún caso aislado no justifica desacreditar a un centro que tanto bien ha hecho a los cientos de alumnos que por él hemos pasado. A nadie se le ocurre que porque en el tristemente famoso grupo acusado de violación de La Manada haya un guardia civil se juzgue o condene a la Guardia Civil. Sin embargo tratándose de temas de Iglesia resulta tentador embadurnar a la institución y de alguna manera a todo el colectivo sacerdotal y a personas que no han tenido nada que ver con lo sucedido.

Así mismo, aun reconociendo el importante papel de la investigación periodística, los medios de comunicación no pueden erigirse en fiscales o jueces. Y, por supuesto, a veces las verdades a medias, cuando no las mentiras, pueden distorsionar enormemente la realidad. Y éste podría ser uno de los ejemplos.
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