
Un profesor del Colegio, Luis Gutiérrez, abrió ‘la espita’ con la idea de escribir cartas a estos niños. En unos días sus alumnos ya habían escrito 300 cartas de ánimo para aquellos niños, con el mismo destino, la Isla Bonita. Y se fueron sumando nuevos cursos y realizando nuevas iniciativas. Algunos se sumaron a la idea de llevar plátanos para el bocata del recreo, también la de hacer con las mondas objetos decorativos, convertirlos en pequeñas obras de arte... y otros muchos se han subido al carro de un proyecto que bajo el epígrafe de ‘Volver a empezar’ buscan recaudar fondos para enviarlos a la isla que sigue sufriendo los efectos devastadores de la lava.
El caso es hacer. Sumarse. Ir a la primera clase de cada día: Solidaridad.