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A mil euros por Cofradía

04/04/2020
 Actualizado a 04/04/2020
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Les escribo esto en la tarde-noche del viernes de Dolores, apenas dos horas antes de la que sería la salida de la procesión de La Virgen del Mercado.

El pasado jueves me costó coger el sueño, a pesar de que yo tengo la gran suerte de dormir siempre del tirón. Pero todos estos jueves siguen siendo las noches más nerviosas. Y así, entre el libro de Gistau ‘Gente que se fue’ y el Facebook, que como divertimento y sólo para creerte la mitad de la mitad me parece de los mejores inventos, fui consciente de lo rápido que pasa el tiempo y de lo mayor que uno se va haciendo.

Casi veinte años han pasado desde que nos robaron la ilusión, y desde que nos enseñaron otra manera de vivir los días más importantes del año. Más de siete mil días, y parece que fue ayer cuando estábamos limpiando los zapatos y sacando brillo a la corneta. Y aunque ya no desfilo, paso el día como si a las siete y cuarto tuviera que estar en Santa Nonia para luego ir en ordinaria a la iglesia del Mercado, mi parroquia, donde me bautizaron, donde me casé y donde ha sido bautizado mi hijo Dimas, aspirante por derecho a ser mozo del barrio.

El haber vivido la Semana Santa tan intensamente desde dentro, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Las cosas buenas ya las sabemos todos y no hace falta que las explique, porque la mayoría de los que me están leyendo saben de lo que hablo. Pero las cosas malas siempre aparecen. Y aparecen, en forma de una marcha cuando vas al trabajo y te vienes arriba silbando un solo imposible, o cada día cuando el reloj se aproxima a las 20:30 y no tienes que ir a ensayar.

La desconexión no existe, y el ejemplo es el día de hoy, en el que llevo inquieto desde las ocho de la mañana, pensando en qué marcha tocaríamos en la calle Santa Cruz, a la altura de la casa de la madre de Jesús Antón, o a la entrada de la Plaza Mayor.

Esta Semana Santa será diferente, quizá nos sirva para valorar todo lo que tenemos y para que todos seamos mejores personas. Son días terribles, de mucho dolor y de mucha deshumanización. En León cada día contamos los muertos por decenas, en el país por cientos, y la Semana Santa no puede ni debe mirar a otro lado. Los cofrades, papones y músicos, en general, tenemos muy buen fondo, somos solidarios, y lo hemos demostrado muchas veces, porque entendemos el mundo como el conjunto de una Cofradía.

Por eso, cuando leo que en otras ciudades como Valladolid, las Cofradías han donado 20.000€ para esta lucha, pienso en que, efectivamente, aquí en mi pueblo, donde el museo, no debemos salir ahora, ni lo merecemos en septiembre.
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