20/09/2016
 Actualizado a 13/09/2019
Guardar
Servidor ha experimentado estos días un ligero, pero molesto, dolor de cervicales y de espalda. No incapacita para trabajar, pero se agradece su desaparición. Afortunadamente eso se puede ir amortiguando con unos analgésicos. No obstante, si se tiene en cuenta que hay en el mundo millones de personas que sufren muchísimo más, sin posibilidad alguna de obtener atención médica ni medicamentos, resignándose a sufrir e incluso a morir, resulta fácil comprender que no tenemos derecho a quejarnos.

Se da la circunstancia de que el pasado fin de semana he visitado a algunos enfermos hospitalizados que tenían precisamente sobre la mesilla este periódico y que son asiduos lectores de esta modesta columna de opinión, y ésta es la sencilla razón por la que he querido dedicársela esta semana, para darles ánimos y desearles una pronta recuperación. Entiendo que no siempre es fácil soportar las molestias y sufrimientos, pero, volviendo a las comparaciones con quienes carecen de médicos y medicinas, no deja de ser un motivo de acción de gracias el poder disfrutar de una buena atención sanitaria. Igualmente es importante que quienes, de momento al menos, tenemos la suerte de disfrutar de buena salud no nos quejemos tanto de la vida, pues aunque solo fuera por eso ya podemos considerarnos unos privilegiados. Suele suceder que sólo cuando sufrimos físicamente aprendemos a valorar lo que es vivir sin dolores ni molestias. Ello debería también nos debería ayudar a ponernos en el lugar del otro, del que sufre, para ser más comprensivos y solidarios.

A nadie deseamos mal alguno, pero entendemos que no vendría mal que aquellos que gobiernan el mundo y las naciones tuvieran que pasar por los mismos padecimientos que afectan a cientos de millones de ciudadanos para ver si así se despierta un poco su sensibilidad y procuran aliviar los sufrimientos de esto seres humanos en lugar de dedicarse a buscar egoístamente sus propios intereses.

Sabido es de todos, por poner un ejemplo, que en Cataluña la Sanidad funciona bastante mal, que hay largas listas de espera y que las farmacias se las ven y se las desean para cobrar. ¿No sería mejor invertir el dinero en superar estos problemas en lugar de gastarlo en embajadas y otros gastos tendentes al logro de la independencia? Se supone que para el ciudadano es más importante una buena atención sanitaria que dejar de ser español.

Siendo cierto que el dolor es un mecanismo de defensa, puesto que es un indicador de que algo funciona mal, ojalá que nuestros a veces inevitables dolores no sean estériles.
Lo más leído