"A los 19 días de salvar la vida del cáncer la arriesgué con dos miuras"

El año pasado el torero leonés superó un cáncer y asegura que el mejor tratamiento fueron dos miuras en Sevilla, pues 19 días después de acabar las sesiones de quimioterapia estaba haciendo el paseíllo. Un libro relata su experiencia

Fulgencio Fernández
06/02/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Este sábado se celebraba el Día Mundial del Cáncer y son muchos los testimonios que se recogen de enfermos que han luchado contra esta enfermedad de nombre terrible. Uno de ellos es el torero leonés Javier Castaño, que superó en los primeros meses de 2016 un cáncer de testículos que mantuvo en silencio, lo sabían su familia y pocos más hasta que emitió un comunicado anunciando que había superado la enfermedad y regresaba a los ruedos, en la feria de Sevilla, ante dos Miuras.

– ¿Cómo le llega a Castaño la noticia de que tiene cáncer?
– La verdad es que en muy mal momento. Ahora hace un poco más de un año, en enero de 2016. Tenía mucha ilusión, preparaba la temporada que celebraba15 años de alternativa y comencé a sentirme mal.Entrenaba con ganas cuando un tumor me cambió todos los planes y me envió a la quimioterapia.

– ¿Cómo se afronta la noticia, se hace uno a la idea y se pone a luchar o no es tan sencillo?
– No es fácil, al menos no lo fue para mí. Lo llevé regular, más bien mal pues aunque tengas una profesión en la que te juegas la vida el miedo al toro lo tienes controlado, sabes convivir con él, pero este miedo era desconocido, era otra batalla que además sabes que mucha gente la ha perdido. El miedo está ahí y se convierte en temor cuando regresas a casa y ves cómo afecta a los tuyos, que lo pasa muy mal toda tu familia y mejores amigos.  

– Pero la costumbre de pasar por los quirófanos de los toreros, el convivir con las cogidas, a veces grave, ¿le dará una forma de afrontarlo más tranquila?
– Eso creía yo; te parece que lo llevarás bien, una cornada más pero después de operarme, que lo llevé mejor, fui directo a la quimioterapia yveo que nada más lejos de llevarlo bien, que cada sesión me dejaba hecho polvo y resultaba muy duro, más de lo que había imaginado.

– Yen medio de ese dolorle llega la posibilidad de ir a torear en la feria de Sevilla, de verse las caras con dos Miuras y dice que sí
– Lo tuve claro, dije que sí a la primera, nada más que me lo dijo mi apoderado. Lo necesitaba, tener en el horizonte una ilusión, una fecha, sabía que me iba a ayudar. Yme ayudó, siempre digo que el mejor tratamiento contra el cáncer, en mi caso, fueron dos toros de Mihura en la feria de Sevilla.

– ¿Yla familia, su mujer?
– Mi mujer me dijo «quítatelo de la cabeza», no sólo en Sevilla, quería que no hiciera temporada. Pero le expliqué que no, que si me quería tenía que entender que firmar la corrida me daba ilusión. Es cierto que jugaba contra el tiempo, que veía que llegaba la feria de Sevilla y muchos días me encontraba mal, cansado. Sólo pasaron 19 días desde que me dicen los médicos que estoy curado y el día que me visto de luces en Sevilla..

– El día que aparece en la plaza con la cabeza rapada, fruto de la quimioterapia, y la Maestranza le brinda una de las ovaciones más cerradas y sinceras que se recuerdan.
– Fue muy emocionante. Era una tarde muy especial, acababa de salvar mi vida luchando contra una enfermedad y la volvía a poner en riesgo de una manera voluntaria ante dos Miuras. Fue la corrida más especial de las más de 300 que he matado en mi carrera;por muchas cosas, por los nervios, la incertidumbre y, sobre todo, por la sensación de estar vivo. Puedo decir que el miedo de Sevilla hizo sentirme muy vivo.

– Pero no había dicho nada de su enfermedad, lo que provocó incluso alguna anécdota curiosa.
– No quise decir nada, preferí llevarlo yo, con mi familia, que me ayudó mucho. En la enfermedad mi mujer hizo de mozo de espadas, fue un apoyo tremendo, me ponía inyecciones… fue muy valiente. Me quería quitar de la cabeza que toreara la pasada temporada pero entendió que la motivación del toro era fundamental para mi recuperación, no solo torear, ir al campo... La anécdota es que me llamaban ganaderos para acudir atentaderos y les daba largas, les decía que más adelante. Un día me llamó Antonio Miura y le dije que sí pues eran los toros que iba a lidiar en Sevilla. Fui a la finca y en la puerta encontramos a Antonio, que le preguntó a mi hermano Damián que dónde estaba yo, que estaba allí a su lado, pero sin pelo.

– ¿Ycólo lo ve ahora, un año después y ya curado?
– Yo nunca he tenido las cosas fáciles, lo que he ganado ha sido con mucha lucha y el cáncer lo veo como otra batalla más, tal vez la más dura.

– ¿Ycómo afronta el 2017?
– Con mucha ilusión... La vida sigue y voy a por todas, con mucha ilusión. He cambiado de apoderado y me estoy preparando a fondo para relanzar mi carrera, ir a las grandes ferias y disfrutar.

– Le han hecho un libro y le ponen como ejemplo para otros enfermos.
– El libro es como «un regalo»de un periodista muy generoso (Javier Lorenzo) y que me pongan como ejemplo me halaga, todo lo que sea hacer algo en favor de los enfermos de cáncer me parece perfecto, siempre estaré ahí, la experiencia te hace diferente, solidario.
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