A León le pinta bien la feria

Cada uno cuenta la feria según le pinta», dice el refrán, y rara es la feria que a León no le pinta bien. Su riqueza agroalimentaria y las peculiaridades de cada comarca hacen que raro sea el mes en el que no haya una cita a la que acudir en algún punto de la geografía leonesa. Este fin de semana tocaba la de Fresno, localidad en la que ayer no cabía ni un alfiler. ¿El atractivo? Su pimiento, producto entorno al cual los vecinos de la localidad han sabido generar un tejido económico en el que horticultores y conserveras van de la mano para ofrecer un producto de calidad generando empleo en el mundo rural y asentando población. Pronto llegará la del puerro de Sahagún y así sucesivamente. El calendario de ferias en León no para y la actividad agroalimentaria se burla así de la catástrofe despoblacional haciendo que las urbes miren aunque sea solo por unos días, a los pueblos. De ellos salen los productos que después llenan sus despensas, porque por ellos han apostado los productores que nutren el sector primario aunque haya años buenos, otros malos y otros que invitan a abandonar la actividad como a ellos les abandonan las administraciones. Pero afortunadamente son estos hombres y mujeres que mantienen vivo el medio rural uno de los mejores escaparates que tiene la provincia. Estas citas agroalimentarias atraen miles de visitantes de otras limítrofes. ¿Y qué se llevan? La calidad, el esfuerzo y el buen hacer de quienes trabajan sin grandes reconocimientos haciendo que a León siempre le pinte bien la feria.