A la reválida

Por qué los de la Logse cierran los ojos cuando se echan crema? Porque pone Nivea por detrás. ¡Bien! El chico sabe leer, aunque falla en la comprensión lectora. Los de mi generación somos hijos de la Logse y hemos crecido con el lastre de ser de lo más ‘tonticos’. Más suerte tuvieron nuestros padres al aprender la lista de los reyes godos y poder cascarlo de memoria en la reválida. Ahora, esos conocimientos pueden serles de gran ayuda, por ejemplo, en una partida de Trivial.

Pese a la lista de críticas a la Logse, fue una ley consensuada con sectores sociales, políticos (excepto el PP) y asistida por un brillante equipo de pedagogos. Amplió la educación obligatoria a los 16 años y por primera vez incluyó la atención a la diversidad. Desde su aprobación, han pasado algo más de veinte años en los que el Congreso de los Diputados ha dado luz verde hasta cinco leyes educativas. La cuenta es meridiana: una por cada cambio de gobierno. En cuanto al contenido, dicen los expertos que cambios los hay, pero que en lo sustancial (en resolución de problemas como el fracaso escolar o el absentismo, por citar algunos), no ha variado mucho la cosa.

Las últimas semanas, los chavales de tercero han vuelto a sentarse frente a la reválida. Una prueba rechazada en Asturias y con una amplia oposición entre profesores de todo el país. Si pasamos por alto la desinformación, que el ejercicio no llegase a tiempo a algunos centros, los errores de planteamiento o el desfase curricular de las operaciones de cálculo solo nos quedan otras cuantas críticas menores, claro. Por ejemplo, que la nota acompañe al alumno en su expediente académico, que pueda condicionar si pasa de curso o que vaya a ser utilizada como ranking entre colegios de primera y de segunda categoría. Tonterías para una de la Logse.