"A la noche más oscura siempre le llega la luz del alba"

Un testimonio de la fortaleza femenina, antes y ahora, es el relato que tenía en la cabeza narrar la escritora asturiana, María LuisPrada Sarasúa tras conocer una de esas vidas que a uno le llegan. Y el pistoletazo de salida definitivo fue la pandemia, cuando vio ese empuje único en los ojos de los médicos que formaron un escudo ante la muerte. El mismo que conoció de la mano de una médica sobre la historia de su abuela, ambas  llamadas Sara, una minera huérfana, viuda, madre de nueve hijos y un ejemplo de lo que supone no rendirse, porque, de la situación más oscura, siempre sale 'La luz del alba' como ha querido titular su undécimo libro, que también la asoma al Bierzo. 

-¿Cómo localiza la historia de la Sara inicial y ese enlace con la Sara final, que también prologa el libro?
-La idea de relatar esta historia que conocía desde hacía tiempo y que siempre deseé llegar a escribir, surgió a principios de la pandemia del Covid 19 en el año 2020, cuando valoré más que nunca la fortaleza del personal médico y sanitario que pese a la angustiosa situación que se estaba viviendo seguían adelante con una fortaleza incomprensible. Este hecho, me animó a contar la vida de Sara Jove, una mujer tenaz y adelantada a su tiempo que logró la manera de sortear dificultades aparentemente insalvables en una época en la que la mayoría vivían subordinadas, carecían de derechos laborales y solo eran visibles para la sociedad como referencia en un censo. Se dio la circunstancia, de que Sara era la abuela de una de las médicas que ejercían valientemente su labor durante esa época de amargo recuerdo, con quien no solo compartía valores humanos sino también nombre de pila.

- La historia de Sara es contundente, trágica, pero se inicia con la alegría de haber encontrado el amor, en medio de una vida dura ¿es su relato un alegato a la felicidad humilde, pese a todo, a la búsqueda de una Noche de San Juan en la que enamorarse?
-La trama de la novela comienza a principios del siglo pasado en una noche de San Juan en la localidad asturiana deMieres del Camino de la que el santo es su patrón. Entonces, al igual que sucede ahora, las fiestas propician los encuentros entre la gente joven y es normal que en alguno de ellos surja el amor. En el caso de Sara así sucedió y pese a su difícil situación tras quedarse huérfana, ser la mayor de cuatro hermanas y tener que ayudar al sostenimiento familiar realizando trabajos en los lavaderos de la mina, conoció cuando tenía dieciséis años al que sería para siempre el hombre de su vida, con el que podría haber llegado a ser completamente dichosa si el destino no se hubiera puesto en su contra.

-Sara, minera, viuda, con nueve hijos... un perfil conocido, un perfil real que tal vez conoció en Mieres.
-Es cierto que en Mieres, localidad en la que viví hasta mi adolescencia, siempre hubo desgracias mineras y de cualquier otra índole que, aunque no ocurrieran dentro del entorno familiar,anímicamente eran compartidas por toda la población, pero, ninguna de ellas creo que pudiera compararse con la de Sara, porque no es habitual quedarse viuda a los35 años siendo madre de nueve hijos.

-De sus nueve hijos, las pérdidas van haciendo pequeña a Sara o tal vez le obligan a hacerse fuerte, la pérdida de uno de ellos tal vez fue la que más la sepultó, la de Juan... un asesinato que llevó en las entrañas hasta su muerte.
-Pese a la pérdida de varios hijos, alguna difícilmente explicable debido al cúmulo de casualidades, Sara lamentó especialmente el fallecimiento de Juan ya que, en su opinión, este no había muerto en circunstancias que podrían considerarse normales, sino porque alguien había decidido que no siguiera viviendo quitándole la vida frente a un pelotón de fusilamiento cuando solo tenía 27 años.

-En el libro hace un guiño al Bierzo ¿por qué esa referencia?
-No es un guiño lo que le hago, sino un parpadeo completo.  El Bierzo, especialmente Bembibre, forman parte intrínseca en la vida de Sara y de su familia que llegaron a esa comarca debido a que a su marido le ofrecieron un puesto comocapataz en una de las minas cuya explotación comenzó a partir de la creación del ferrocarril entre Villablino y Ponferrada. Esos traslados desde Asturias, frecuentes entonces debido a las favorables condiciones económicas que ofrecían al personal cualificado, se siguieron manteniendo hasta hace pocos años en los que la minería cayó en declive. Si tenía alguna duda sobre todo lo que sucedió en aquella época,no tuve más que recabar información en los organismos oficiales de esa localidad para saber que lo que había escuchado tantas veces, había ocurrido realmente.

-La historia dura, de principios del siglo xx se hermana con un espejo, el de la pandemia, en medio de la que nació este trabajo ¿ve similitudes en los sentimientos pese al paso del tiempo en las dos escenas que enfrenta, a las dos Saras sobre las que habla?
-Así es. La época que les tocó vivir a las dos Saras es completamente distinta, ya que nada tiene que ver con un mundo agrario, ganadero, minero e industrial y completamente manual, al digital en el que ahora se mueve la sociedad entera. Pero, pese a ese cambio, los sentimientos siguen siendo los que conforman nuestra existencia y quienes logran solventar situaciones extraordinarias que no tienen parangón.

- Finalmente, ata las historias con personajes que el tiempo va dejando, como historias heredadas que no acaban si no acaban quienes las cuentan...y con una luz del alba frente a la oscuridad ¿un grito a la esperanza?
-Sin duda alguna. El título de la novela, editada como las diez anteriorespor la editorial asturiana KRK, se debe a la máxima que Sara solía decir cuando la vida le daba la espalda tratando de infundir e infundirse el ánimo que en ocasiones estaba muy lejos de sentir: A la noche más oscura siempre le llega ‘La luz del alba’.