15/01/2019
 Actualizado a 13/09/2019
Guardar
La despoblación llama a las puertas de los pueblos y ciudades, para forzar con la guadaña a preparar el hatillo sin vuelta atrás, atravesando los campos de Castilla para anidar en el despropósito del invento centralizador. Así parece, que el alcalde vallisoletano, tuvo la visión para poder sujetar y aumentar población, de que todas y todos debemos asentarnos en la no capital para crear el núcleo más importante en esta comunidad. Una visión centralista, copiada por algunos iluminados de épocas ya pasadas, crecer a costa de los demás pueblos. No se le olvide al señor alcalde, que la solidaridad entre los pueblos y como pensamiento más socialdemócrata, pasa por lo contrario, hasta lo recoge el Estatuto de la comunidad en su artículo 3.2. «La Junta determinará la ubicación de los organismos o servicios de la administración…, atendiendo a criterios de descentralización, eficacia y coordinación de funciones y a las tradiciones históricas-culturales», por lo que parece que el señor Puente, se lo pasa por el arco de triunfo. No le critico que usted quiera lo mejor para su ciudad y pretenda que sea la más importante del mundo, pero nunca en detrimento de las demás, que ya llevan lo suyo, dejadas de la mano de las administraciones, como el caso de nuestra región más milenaria.

Es el momento de una respuesta enérgica de nuestros representantes, por lo menos de los que quieren y luchan para que esta tierra prospere, nada les pido a los afrancesados, nada que ya sepamos. ¡Pero de los dignos!, espero la lucha y la defensa de nuestra tierra, que ponga punto final a la sangría de la despoblación y que no cesen en intentar descentralizar lo contaminado, para poder respirar actividad y bullicio, como ese espejismo que percibimos estas Navidades, donde León se convirtió en la capital esperada.

Canta Labordeta, en su disco póstumo 50 años después de la dictadura, «estas arcillas viejas, estas arcillas pobres, sólo crean miseria, sólo producen hambre». Desde la Tribuna de oradores, le dedico a usted, como dijo Labordeta, «a la mierda».
Lo más leído