30/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Y me lo quería perder... Con lo entretenida que estuvo ayer la revisión de las actas de las elecciones municipales en la cuna de la democracia. Si Alfonso IX resucitara y viera que le hemos sustituido por Pepe Gotera y Otilio, nos correría a gorrazos. La verdad es que antes del sainete principal hubo algún entremés, como la moneda perdida al sortear el presidente de algún pueblín en el que había empate. Ya decía Nacho, colega en esto de juntar letras, que presagiaba que esta vez el Gordo no iba a ser madrugador. Y allí estaban los pacientes integrantes de la Junta Electoral de Zona, cantando los resultados de cada mesa al estilo de lo que hacen con las pedreas los niños de San Ildefonso. Y allí estaban también los representantes de cada partido, como esos jugadores que ponen todos sus décimos encima de la mesa mientras ven el sorteo y cruzan los dedos para llamar a la suerte y conseguir que salga alguno de sus números. Los veía allí tan concentrados, con tantas ganas y tan seguros de que sus números eran los buenos, que de repente me dio por pensar bien. «Seguro que tan magno interés viene de sus ganas de pelear por los leoneses. Ahora mismo estarán pensando en las empresas que van a atraer estos cuatro años o las calles que van a asfaltar», pensé. Pero salió el Gordo y vi de inmediato que aquello iba de otra cosa, que no era concentración, sino tensión de unos por perder el sitio y frustración llevada hasta el extremo de no aceptar el resultado por parte de otros. Lo dicho, si Alfonso IX levantase la cabeza...
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