A este mundo se llega asustado

25/02/2020
 Actualizado a 25/02/2020
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Hay expresiones que han calado hondo porque definen perfectamente el castigo con el que tantos atravesamos el desierto vital. Cada vez que se te hinchan las narices y tiras del repertorio de agravios, olvidos y hasta vejaciones nunca falta ese capataz de la contrata que te recuerda aquello de «se viene llorado de casa, aquí nos pagan por trabajar». Con la desgracia que pagan más por controlar que por trabajar.

«Se viene llorado de casa». Con un par.

En estos días de disfraz en las que aprovechamos para tunearnos de cualquier cosa y reírnos unas horas de aquellos que tantas semanas se han reído de nosotros no faltan los que se curran, y mucho, el disfraz del miedo y el terror, un clásico del género. Desde debajo de sus máscaras pueden reír, asustar, gritar, vacilar...

Al margen de divertirse, colaborar, desfilar y convertir en fiesta grande estas celebraciones antes prohibidas alguien debería reconocerles su contribución a una causa muy necesaria, que los niños vengan llorados al mundo, a este mundo, que falta les va a hacer.

Mira la cara del niño y entenderás lo que te cuento.
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