02/12/2016
 Actualizado a 07/09/2019
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Decía el presidente de la Diputación el pasado miércoles, a propósito de la presentación de ‘Leonesas y pioneras’, que «detrás de cada gran hombre hay una gran mujer» –como dice el refrán– y que el futuro se escribirá en femenino, como ha contado Fulgencio Fernández la historia de una treintena de mujeres de la provincia, muchas de ellas olvidadas y nunca reconocidas.

En el libro apenas hay tres decenas, pero representan a todas. Sobre todo a esas que resisten en cada pequeño pueblo, que son pilares indispensables de sus hogares, para las que no existe el calendario de días festivos, que han sacado adelante todo lo que se les ha puesto en el camino, que tienen a sus espaldas un sin fín de anécdotas para las que sería necesario algo parecido a una enciclopedia pero que, a pesar de todo, mantienen a diario una sonrisa de oreja a oreja que obliga a recapacitar antes de protestar y perder las ganas por cualquier cosa. Mujeres rurales que ahora tienen hasta día internacional pero que siguen sin tener el reconocimiento que merecen, quizás porque es mucho.

Sólo con la presentación me temo que cada lector encontrará en sus páginas a quién dedicarselo. A todos nos ha marcado la vida una mujer, o varias a los más afortunados. Ful se lo dedicó a su abuela y seguro que me deja decircárselo a ellas, las mías, y sobre todo a ella, la que ya no está.
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