A Dios rogando y a las estrellas, desde León, mirando

Mensajes grafiteados en las paredes de León

Gregorio Fernández Castañón
08/08/2022
 Actualizado a 08/08/2022
| CAMPARREDONDA
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Dueño absoluto de mi tiempo libre, disfruto paseando sin cerrar jamás los ojos. Mirando y viendo (que no es fácil) para contar aquello que me llama la atención o encontrar la causa que me inspire para dar voz a las palabras, bien sea un olor, un sabor, un objeto, una sombra… Ayer, sin ir más lejos, me encontré con este cartelón en una marquesina de autobús y, la verdad, lo más sorprendente no fue encontrarme –así, sin esperarlo– con la oración católica más universal –que también–, sino con el marco y las curiosidades envolventes: el lugar de su asentamiento en plena calle –frente al Instituto Padre Isla–, los grafitis –una mugrienta pandemia que sufre toda la ciudad– y, sobre todo, con esa construcción que destaco con una flecha.

Comienzo:

El cartel, con ese “¡Vivan los padres!” –con doble sentido, como es evidente–, está firmado por ACdP (Asociación Católica de Propagandistas). Una asociación fundada en 1909 por el sacerdote jesuita Ángel Ayala y Alarcó, que se define como "asociación privada de fieles católicos españoles, cuyo carisma se orienta a la propagación de la fe católica y al apostolado". Bien. Como no podía ser de otra forma, se respetan sus propuestas, y esperemos que, sus integrantes, hagan lo propio con las que ofrece cualquier otro ciudadano, sea rey o vasallo, siempre, claro está, que, los unos y los otros, no vulneren las leyes vigentes y las normas democráticas. Que así sea.

Al lado de este cartel, en la propia valla del Instituto, lo que leemos es "País Llionés Llibre...". Bueno. Vale. Perfecto. Se respeta también este pensamiento, pero para ser justo tendría que añadir lo dicho con anterioridad. Y lo añado: respétense, también, las paredes públicas y privadas para que nadie ponga objeción alguna sobre la objetividad del mensaje. Manchando las paredes con un espray de tinta negra, blanca, roja o amarilla, ¡qué más da!, el sentido puro del deseo se convierte únicamente en… suciedad.

Y para suciedad mental… Peor, mucho peor, es el dibujillo del siguiente trozo de hormigón de esta misma valla que, por reiterativo en cualquier pared de la ciudad, ya resulta del todo alarmante. Ahora, que se sepa, no hay represión sexual en este país como en los años de aquel dictado dictatorial y, entonces, ¿qué se pretende demostrar con ese órgano masculino, siempre, en posición firme? ¿Cuál es el objetivo? ¿Quién o quiénes lo hacen? ¿Será contagiosa tal obsesión? Razones, por favor, razones y no c… ¿Qué asignatura falla o qué es lo que falta en esta sociedad?

No es necesario que nadie me responda. Únicamente son reflexiones que me hago en voz alta para encontrar el aire fresco, sin cerrar la puerta al salir.

Y, ahora sí, sé que momentáneamente se cerró la puerta del observatorio astronómico de este Instituto a la espera de una buena restauración (ese edificio que, insisto, señalo con una flecha y que, en realidad, fue la causa principal que motivó la realización de este artículo).

Pero antes de hablar de él, permítanseme unas pinceladas históricas del lugar donde se asienta.

El Instituto Padre Isla ocupa una parcela de más de 9.800 m2 cedida por el Ayuntamiento de León. Diseñado en 1963 por el arquitecto Miguel Martín-Granizo Casado, fue realizado por la Constructora Asturiana, teniendo como promotor al Ministerio de Educación. Inicialmente se pensó que serían más que suficientes entre 35 y 40 aulas (de aproximadamente 56 m2 cada una) para ser ocupadas en total por 1.640 alumnos (entre 40 y 42 alumnos por aula). Aulas, sí, pero también bar, cocina, comedor (para 100 comensales), salón de actos, gimnasio, laboratorios, despacho para el director espiritual, zona de recreo cubierta y… un enorme patio con equipamiento deportivo situado al poniente, donde años más tarde se ubicaría un pequeño edificio que, al menos a mí, siempre me llamó la atención: el observatorio astronómico, que quiero destacar.

Realizado de forma circular en 1968, posee una cubierta semiesférica que se abre de forma manual, con la ayuda de un raíl, dependiendo de las peculiaridades que, en el cielo, se pretendan estudiar. Esta magna estructura se debe al interés que siempre demostró el profesor de matemáticas José María Pérez Gómez de Tejada, docente de este instituto durante treinta y cinco años (director del mismo durante cinco). José María fue, asimismo, el fundador de la Asociación Leonesa de Astronomía, que disponía aquí, en este edificio, de todo lo necesario para llevar a efecto el estudio de, por ejemplo, los anillos de Saturno o las manchas solares.

En el año 2000, coincidiendo con las XIV Jornadas Estatales de Astronomía, organizadas por la Asociación por él creada, tuvo la suerte de estar al lado del astronauta Pedro Duque, que asistía a León, además, para inaugurar el nuevo Observatorio Astronómico Municipal “Pedro Duque”, situado en el recinto denominado “Coto Escolar”, en el polígono de La Lastra.

José María Pérez Gómez de Tejada falleció en León en 2014. Tenía 81 años, pero hasta el último momento, continuó haciendo de su pasión por la astronomía su razón de vida.
En resumen: así fue como, a Dios rogando, y dentro de la más absoluta libertad que se desea para un pueblo, de nombre León, llegué a levantar la vista al cielo para descubrir los cuerpos celestes del Universo que José María Pérez Gómez de Tejada tanto admiraba.
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