Solamente el irrepetible e inolvidable ‘Tigre de Villahibiera’ sería capaz de hacer maridar (perdón por la palabra, pero la capitalidad gastronómica tiene sus peajes) los dos mundos de las fotografía. Los señores a caballo, presos de unaarmadura, y los niños en bicicleta, libres siempre, sin armadura posible que los sujete; al menos si realmente ejercen de niños, de aquellos que dice ‘El Lugareño’: "Un paisano sin navaja y unniño sin mocos, ni paisano ni rapaz".
Solamente ‘El Tigre’, pues él con un burro de los de toda la vida y un Dyane 6 al que quitó el motorpara poner en su lugar una silla logró construir un vehículo a medio camino entre un carro y una nave espacial, sin escafandra, que no era el de Villahibiera de los que dejaba quenadie controlara su incontrolable cabeza.
Y, sin embargo, seguramente el mundo es algo a medio camino entre burro y nave espacial, entre hombre con armadura y niño libre, entre las dos partes de la foto. Claro que es importante tener historia (o no tan claro)pero es muy importante que las bicicletas te transporten a los mundos más desconocidos, a los paisajes soñados. O que soñados te parecen con esos ojos de ser libre, sin ataduras. A desalambrar.
El problema son (¿somos?) aquellas tierras que se encastillan en su armadura y su himno, que viven adorando las enaguas de doña Urraca.
¿O es el cáliz? No sé, ‘El Tigre’ siempre me lía.
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