02/05/2023
 Actualizado a 02/05/2023
Guardar
Estamos a un mes escaso de la celebración de las elecciones municipales en nuestra provincia, y la vista del cariz que cada día toma la política, o los ‘intereses’, que a través de la ella salen a la luz, a muchos les quita el sueño.

Estar en ella por necesidad (económica me refiero) es una mala decisión, para los administrados sobre todo. Esta es la pescadilla que se muerde la cola, porque si te dedicas de lleno a ella en que otra cosa vas a trabajar, y si no la haces así, con el tiempo que ello lleva, la labor suele ser mala y precaria.

Desde los orígenes de la democracia el pertenecer a la clase política daba un cierto prestigio aunque, a la vez, en algunos momentos comportara situaciones de riesgo que, en algunos momentos, tomaban los acontecimientos.

Pero el miedo al que me quiero referir no es al de poner en peligro el físico, sino a quedar fuera en el escrutinio que se avecina. Las encuestas que se hacen publicas hasta la fecha de su prohibición, tienen una labor parecida a la cafeína en el café que hace que te mantengas sin dormir hasta el día de las elecciones (domingo 28 de mayo del presente año), debido a la incertidumbre de los resultados y lo que en ellos se juega cada uno, según sus circunstancias.

He de decir que no sé si es que todos los esfuerzos se dejan para los días más cercanos a la fecha de introducir la papeleta en la urna, pero por ahora no se percibe ese ambiente político que precede a cualquier elección, por lo menos externamente, aunque a lo mejor porque en estos días de buena temperatura, poca agua y muchísimos visitantes, que a falta de otras empresas generadoras de empleo, bienvenidas sean esas visitas que, al ser una provincia de prestación de servicios, estos días festivos nos han dado un fuerte respiro llenando los hoteles y los restaurantes, que han colgado en muchos establecimientos el letrero de «todo ocupado», generando a la vez ocupaciones laborales, que tanta falta nos hacen. La situación se puede resumir en el eslogan que popularizo el conocido empresarios berciano Prada como ‘Prada a Tope’, pues así estaba León, ‘a tope’. Esto no quita ocultar la realidad de pensar que, como dice el refrán, «el que de ajeno se viste, en la calle le desvisten» y a mi me duele tener que depender de acontecimientos para atraer gente de fuera porque solo con lo nuestro lo pasamos mal.

La primera preocupación que deben tener quienes tengan la oportunidad de mejorar la situación económica de este León que, no quiero calificar peyorativamente, pero que todos sabemos como está, es intentar por todos los medios ofrecer lo que de bueno tenemos para atraer empresas con empleos, que lo demás vendrá por añadidura. La cosa en muchos casos se sustancia con la despedida, un tanto jocosa, cuando te dicen, o decimos: «Cuídate» a lo que por debajo piensas: por la cuenta que me tiene.
Lo más leído