60 años ligado a las dos ruedas

‘Joaco’, referencia como corredor y director en León, es homenajeado este sábado por algunos de los más de 4.000 corredores que ha dirigido / "Si dejo el ciclismo me muero de pena"

Jesús Coca Aguilera
26/01/2018
 Actualizado a 13/09/2019
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Hay anécdotas y detalles que dicen más que cualquier dato de un currículum. Incluso cuando éste es tan extenso como el de Joaquín Fernández, para todo el mundo ‘Joaco’, que lo ha sido todo en el mundo del ciclismo leonés.

Como que, cuando algunos de los muchos ciclistas que pasaron por sus manos decidieron hacerle un homenaje como el que este sábado recibirá en el Conde Luna, se encontraron con una respuesta masiva, llegando a las 200 personas, con gente viniendo de todas las partes de España y míticos como Lale Cubino, Chechu Rubiera, Emilio Villanueva o Antonio Esparza sin querer perderse la cita.

O que a sus 74 años, 60 después de haber entrado en el mundo del ciclismo como corredor, no sólo siga ejerciendo como director y mecánico en el C.C. Vigués Autronic, sino que cuando la temporada pasada los médicos le dijeron que tenía que ser intervenido en el corazón, su única petición fue que si podía hacerse en septiembre u octubre para empezar con sus ‘chicos’ la siguiente campaña.

«Si corría en Asturias iba en bici hasta la salida. Competía y de nuevo pedaleando hasta donde fuera la siguiente» Es la demostración de cómo Joaco ha calado y cuidado siempre de la gente que tenía a su cargo. Y de la pasión que ha demostrado por el ciclismo, que siempre ha sido su vida desde que a los 14 le entrara como él le llama «el 'gusanito' de la bicicleta».

Una ‘ardor’ por este deporte que nunca le abandonó. Que le llevó a hacer locuras y sacrificios. Que propició algunos de los mejores y también de los peores momentos de su vida.

Aunque, como casi todas las cosas, empezó por casualidad. «Trabajaba en un almacén que repartía los periódicos a los kioskos y hacía el reparto en bicicleta. Tanto andar con ella, al final empezamos a hacer carreras por León, luego me metí en aficionados, profesionales, director, mecánico… y hasta hoy», recuerda un Joaco que, pese a sufrir un gravísimo accidente que le rompió por cinco sitios diferentes la cadera y le dejó cojo para siempre, «ni siquiera fue una caída como tal, fue en el Circuito de Iberdrola cuando un coche no respetó el corte de carretera y me llevó por delante»; compaginó la competición con la dirección hasta los 36 años en el Adams que él mismo había fundado, «porque desde dentro del pelotón controlaba mejor a los chicos, así que seguí ahí dando caña y atacando y atacando hasta el último día».

«Comencé porque trabajaba en un almacén que repartía los periódicos a los kioskos y hacía el reparto en bicicleta» Y así fueron pasando los años. Llenos de anécdotas y vivencias propias de los medios tan amateurs con los que lo afrontaba. «Es que yo igual corría en Asturias y me iba hasta la salida desde León en bicicleta, hacía la carrera, volvía a subirme a ella y pedaleando a Villablino porque al día siguiente había prueba allí. Y lo mismo a Zamora u otras muchas localidades», recuerda Joaco, al que alguna vez se le «fue de las manos la kilometrada de entrenamiento que me metía. En una ocasión veía que no llegaba a casa y tuve que parar en un bar en Hospital de Órbigo, porque ya no podía más, para ver si me fiaban un bocadillo, porque salía sin cartera y sin nada».

«La muerte de mi hijo me quitó media vida, pero los chavales que he dirigido me devolvieron la ilusión» Primero corriendo, luego dirigiendo, pero siempre en la carretera. «A mi mujer, que ha sido mi gran apoyo, se le digo, que el día que me quite del ciclismo me muero. Me hacen ser joven todos los chavales que me rodean, yo esto no lo puedo abandonar. Porque, ¿qué hago?, me moriría solo de pena, así que mientras física y mentalmente pueda seguiré con la bicicleta», apunta emocionado un Joaco al que el ciclismo salvó «cuando sufrí el golpe más duro, la muerte de mi hijo en un accidente de tráfico, que tras toda la vida corriendo acabó matándose con la furgoneta del trabajo. Eso me quitó media vida, pero los chavales que he tenido me devolvieron la ilusión, con ellos he pasado ratos maravillosos, lo he pasado muy bien y siempre he sabido cómo tratarles».

«Que tras una vida dedicada al ciclismo los que han sido mis corredores hagan esto es emocionante y precioso» Por eso, por lo que sus otros hijos han sido para él, el homenaje de este sábado «ha sido una sorpresa preciosa. Me lo llevaban meses preparando en secreto los condenados, mira que mis hijas me pedían fotos y yo les decía pero para qué las queréis… Pero que, tras una vida dedicada al ciclismo, los que han sido mis corredores hagan esto, es especialmente emocionante».

Un día para recordar la figura de un ‘grande’ de las dos ruedas. De un hombre que, alejado de los focos, ha sido pieza clave del ciclismo en León. De un corredor valiente y atrevido. De un director especial, por cuyas manos pasaron durante una larga época casi todos los corredores que empezaban a pedalear en la ciudad, y por cuyas manos han pasado más de 4.000 chicos diferentes. De una persona que dio mucho por un deporte que, ahora, quiere devolverle una pizca del cariño que él le transmitió.
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