3.000 formas diferentes de beber el agua

Es el Guiness desconocido de León y está en Toral de los Guzmanes. El Museo del Botijo que alberga el Palacio de esta localidad es el más grande del mundo gracias a sus 3.000 piezas, todas diferentes y cada una con su propia historia

T. Giganto
12/11/2017
 Actualizado a 16/09/2019
Actualmente el Museo del Botijo de Toral de los Guzmanes alberga 3.000 piezas, cantidad más que suficiente para formar parte del Libro Guiness. | T.G.
Actualmente el Museo del Botijo de Toral de los Guzmanes alberga 3.000 piezas, cantidad más que suficiente para formar parte del Libro Guiness. | T.G.
Nunca subestime el poder que tienen los pueblos de sorprender, por mucho que se conozcan, por mil veces que haya pisado sus calles, por las varias historias que le hayan podido contar de él. Eso no evitará que llegue un día en el que descubra algo de esa localidad que no conocía. Les pasa a muchos cuando llegan a Toral del Guzmanes buscando un buen queso de los que se elaboran en la localidad o cuando se acercan hasta allí para ver de cerca la arquitectura tradicional con la que se levantó su Palacio. En su interior precisamente se encuentra la mayor colección de botijos del mundo, una exposición que no deja a nadie indiferente por las 3.000 formas diferentes de beber el agua que descubrirá. Es el récord Guiness desconocido de León, un título que la colección obtuvo en 1997 gracias al gran número de piezas de la colección, muchas de ellas de incalculable valor artístico e histórico.

Los botijos son una de esas piezas que no faltaban en ninguna casa. Su misión era, y sigue siendo, enfriar el agua, aunque la evolución ha hecho que cada vez se utilicen menos. A Toral de los Guzmanes llegaron en el año 2001 de la mano de Jesús Gil-Gibernau, un abogado logroñés que buscaba un lugar donde exponer su colección privada. Este pueblo les dio cobijo y en el interior del Palacio montó el Museo del Botijo. La afición de Gil-Gibernau por coleccionar estas piezas surgió a raíz de un que le regalaron en los años 80, entonces comenzó a recorrer la geografía española de modo que hay al menos un botijo de cada provincia del país e incluso varios con motivos precolombinos a los que dieron forma al otro lado del charco. Cuando llegaron a Toral había más de 2.000 pero las donaciones de particulares han engrosado la muestra de modo que ya llegan a los 3.000, cifra que esperan que vaya aumentado ya que el Museo tiene vocación de ir aumentando. En España hay otros dos museos de botijos, uno en Villena y otro en Argentona, pero entre los dos no llegan ni a la mitad de piezas del que alberga el de Toral de los Guzmanes.

El grueso de la colección pertenece a Jesús Gil-Gibernau, un abogado logroñés Hay de todo tipo y para todos los gustos. Los tradicionales de barro blanco, los de boda, elaborados con corcho de alcornoque, o los decorativos de Manises hechos a raíz de moldes. También los hay de cristal, joyas del siglo XIX utilizadas para refinar las mesas de las casas de abolengo donde poco pintaba la tosquedad del barro entre las cuberterías de plata y los platos de porcelana. La picardía también dio forma a algunas piezas con formas fálicas y no faltan los típicos de León, de la zona de Jamuz, donde era típico darles forma de cura. Tampoco faltan en la muestra los de broma, que cuentan con varios pitorros para complicar al sediento un trago de agua fresca. Y es que tradicionalmente un botijo consta de asa, boca para llenarlo de agua y pitorro para que esta salga, pero entre 3.000 piezas se pueden encontrar algunos que no cumplen con estos requisitos como son los de pozo, que se llenan a través de vasos comunicantes al sumergirlos en el agua, por lo que no tienen boca.

El mecanismo de un botijo no conlleva grandes complicaciones pero su capacidad para enfriar el agua si ha tenido ocupadas las cuentas de químicos como Gabriel Pinto, de la Escuela Técnica de Industriales de Madrid, quien en 1995 obtuvo la ecuación del enfriamiento del agua en el interior del botijo. Llegó a la conclusión de que en ellos la temperatura puede llegar a bajar hasta 15ºC, pero este enfriamiento no es eterno como posteriormente demostró su compañero José Ignacio Zubizarreta, que desmontó la parte de la ecuación que confería al botijo su capacidad ilimitada de enfriar debido al calor de radiación que aporta el aire que se encuentra en el interior del recipiente, lo que hace que pasadas unas horas, el agua se vuelve a calentar. Todo ello lo explica ahora la responsable del museo, quien guía al visitante con entusiasmo por la galería detallando entre otros muchos aspectos, las técnicas con las que se han elaborado los botijos: bruñidos con espectaculares dibujos; enchinados, con corales incrustados en el barro; o los horneados con leña de encina, cuyas chispas marcan el barro y los dejan tiznados de negro.

Botijos llenos de historias


Detrás de cada botijo hay una historia. De uno de filigrana con forma de pavo real, fabricado en Alba de Tormes por el reputado alfarero Julián Martín, se sabe que salió como imagen de los décimos de la Lotería Nacional en 2001 y de dos series de botijos se descubrió la historia con el Museo ya en marcha. Hasta él llegó una visita en la que un hombre conocía bien algunos botijos ya que habían salido de su taller y del de su suegro. En la alfarería de este aprendió el oficio y se enamoró de su hija, motivo suficiente para que le despidiese y tuviese que buscarse la vida en México. A su vuelta a España, montó su propia alfarería y acabó casándose con la hija del que había sido su jefe. Encontró que en el Museo de Toral se encontraban juntos sus botijos y los de su suegro, como si el destino les hubiese predestinado a vivir siempre emparentados. Y es que los pueblos a veces se empeñan en esconder historias que nunca dejan de sorprender, como la del Museo del Botijo de Toral, el más grande del mundo y el más desconocido.

Las visitas


El Museo del Botijo de Toral de los Guzmanes se puede visitar de martes a domingo en horario de 12:00 a 19:00 horas. Existe la posibilidad de realizar visitas guiadas para grupos cualquier día de la semana excepto los domingos que para ello se precisa de hacer antes la reserva a través del teléfono 987 760003 o en el e-mail aytotoraldelosguzmanes@gmail.com. El precio general de la entrada es de 1,65 euros.
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