30 años del 'loco de la vidriera' que solo quería hablar con el Padre

El Día del Libro de 1991, hace 30 años, León se despertó sobresaltado al aparecer rota una vidriera de la Catedral. Se habló de un atentado pero sólo había sido un acto de un vagabundo con problemas mentales, ‘el loco de la vidriera’

Fulgencio Fernández
25/04/2021
 Actualizado a 25/04/2021
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Era el Día del Libro, Bioy Casares recibía el Premio Cervantes y la Fiesta de la Comunidad si ya lo era no tenía ninguna presencia en la portada de los periódicos. Bien es cierto que la prensa leonesa se volcaba con una noticia muy preocupante: «Una vidriera renacentista de la Catedralamanece con un gran boquete». Se habló de acto vandálico, incluso de atentado durante la noche pero nada se sabía pues las medidas de seguridad del templo eran más bien escasas, por no decir nulas.

Vaya por delante que este acto vandálico tuvo una cara positiva, puso el foco en la desprotección de la Catedral, como ya señalaba aquel mismo día el director del Museo de la Catedral, Máximo Gómez Rascón.

La realidad es que nada se sabía de lo que había ocurrido aquella noche pero tampoco se tardó excesivamente en ir esclareciendo los hechos. Unos días después era detenido un vagabundo que rondaba el templo, un asturiano que decía venir huyendo de su tierra, y en el que el juez pronto vio los problemas mentales que sufría por lo que ordenó su ingreso en el hospital psiquiátrico de Santa Isabel. También se desvelaba en la misma noticia que la Comisión Provincial de Patrimonio, que presidía Isabel Carrasco, solicitaba a la Dirección General de Patrimonio de la Junta que se pusiera ya a redactar un plan de restauración de la vidriera rota.

Poco más se supo, se esperaba la solución para las vidrieras, también que regresaran unos trozos que se habían enviado para su análisis a la Fundación Paul Getty cuando el que había sido bautizado en prensa como «el loco de la vidriera» decidió hablar en la televisión local, Canal Cero se llamaba entonces. Antes de que él concediera la entrevista el médico que lo trataba en Santa Isabel, Ignacio Guereñu, explicó que el objetivo del vagabundo «nunca fue causar daño», en su estructura mental lo que pretendía era «hacer reflexionar a los sacerdotes de la Catedral sobre alguna ideas delirantes queél tiene». Y como la puerta estaba cerrada, era de noche, pues accedió por la ventana.

En la entrevista J.A.T. decía haber sido expulsado de Asturias, su tierra; que «luchaba por los pobres» y venía a León «para hacer el bien aquí» y para purificarse pues ya llevaba tiempo «sin tomar drogas, alcohol ni mujeres».

También explicó los motivos que le llevaron a entrar en el templo rompiendo la vidriera: «Mi Padre está en la Iglesia. Somos hijos de unos Seres Superiores que se esconden de día y salen por la noche. Durante la noche yo voy a la Catedral para ver al Padre y si tenía hambre me ayudaba y si no la tenía dialogaba con él».

Acabó siendo un tipo entrañable aquel llamado ‘loco de la vidriera’.
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