2020, ¿annus horribilis?, por Manuel Alfonso González

El secretario de Área de Política Económica, Minería, Industria y Empleo del PSOE en León hace hincapié en los motivos para el optimismo que tiene la provincia

Manuel Alfonso González,
16/06/2020
 Actualizado a 16/06/2020
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Lo que se ha hecho no se puede deshacer, pero se puede evitar que ocurra de nuevo». Bien podía serlo, pero no, no es una frase contemporánea. Quizás los incondicionales de Ana Frank la hayan reconocido al instante. Y, es que, a estas alturas ya no le cabe a nadie duda: estamos en medio de la peor crisis después de la que causó la 2ª Guerra Mundial, y en provincias como la nuestra, donde partíamos de una situación peor que la media, las consecuencias de la pandemia que hemos sufrido van a golpear aún más fuerte, y la salida será más costosa.

Pero, ¿es esto motivo para el pesimismo?

Yo creo que no. Antes de la llegada de la Covid estábamos ya mentalizados de que debíamos trabajar en la misma línea administraciones públicas, partidos políticos, agentes sociales, iniciativa privada y ciudadanía. Y, ahora más que nunca, lo que tenemos que hacer en estos momentos no es cambiar esa mentalidad luchadora que tenemos los leoneses y las leonesas, sino reorientar y redefinir los objetivos.

En esto coincido plenamente con lo que dijo el SG del PSL-PSOE Javier Alfonso Cendón el pasado 22/05 en LNC: «nuestra perseverancia en la organización, en el empeño de cómo hacerle frente, sí que importa siendo necesario establecer prioridades».

Partiendo de este punto de vista, añadiría que la primera prioridad en la situación en la que nos encontramos pasa ya no por generar empleo, sino por mantener el que ya tenemos, si bien lo primero no se entiende sin lo segundo.

Parece claro que esta situación nos ha enseñado que es necesario un cambio de modelo productivo en nuestro país. Todos recordamos los peores momentos iniciales con falta de EPIs y la dificultad de su producción, pero no solo en España, en toda le UE, consecuencia de la globalización y dependencia generada con China. Asimismo, vemos la grave crisis que está afectando a dos de los pilares de nuestro país, sectores importantes en la provincia: la hostelería y el turismo. No nos podemos olvidar de ellos, pero el camino que tenemos que emprender debe ser otro, el camino de la innovación, de la tecnología y valor añadido. Se habla ya sin tapujos de listas de productos estratégicos que habrá que producir en el país.

En este cambio de modelo estructural va a ser necesario relocalizar muchos sectores y en León tenemos todos los ingredientes para ser uno de los polos de atracción de inversiones. Tenemos las cabezas tractoras del modelo (Incibe, Ciuden, Universidad de León), tenemos el capital humano necesario (con personal cualificado y cientos de jóvenes formados deseosos de volver a su tierra en unas condiciones dignas) y, sobre todo, tenemos la seguridad jurídica que el nuevo contexto geopolítico va a exigir.

Pero no vamos a estar solos en la pugna, el resto de la UE (principalmente países del Este, importantes rivales), e incluso otras zonas de España, querrán optar a participar en ese proceso de relocalización que se avecina. Es ahí donde todos tenemos que dar el do de pecho y, sobremanera, nuestros representantes políticos, y en el PSOE de León ya hace tiempo que hemos iniciado ese trabajo puesto que dicen que el que da primero da dos veces.

El mecanismo para conseguirlo tiene que pasar inevitablemente por la Mesa por León. Al igual que el Gobierno de España cuenta con una Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a largo plazo, dependiente directamente de Presidencia del Gobierno, y que se encarga de planear el futuro de la nación, nuestra Mesa por León tiene que ejercer de brújula para una estrategia común. Y de la misma manera que el citado órgano gubernamental cuenta con el asesoramiento de un comité de expertos de la sociedad civil, se podría extrapolar ese modelo también a la provincia, ya que la Mesa por León es la que debe actuar como instrumento para la atracción de inversiones público-privadas, pero sería bueno que tuviese un organismo técnico asesor capaz de detectar oportunidades, nuevos proyectos o cribar los posibles a fin de alcanzar el mayor éxito en los objetivos fijados.

Si viniese una gran industria se le deberían dar todas las facilidades, pero el objetivo de esta reindustrialización a la que hago referencia debe ser el pelear por esas fábricas secundarias que no requieren una alta inversión o volumen de ventas pero que sí generan un buen número de puestos de trabajo. Reduciríamos así la dependencia (que hemos sufrido con sectores como la minería) y la deslocalización (recientemente padecida también en nuestra provincia).

Hay oportunidades en nuevas tecnologías, software, telecomunicaciones, biotecnología, farmacología, energías renovables, y con las cabezas tractoras antes enumeradas y la oferta de nuestra provincia, estamos en condiciones de generar un caldo de cultivo que cree un ecosistema que atraiga posteriormente a otro tipo de industrias.
Como 2ª prioridad, pero no menos importante que la anterior, está la decidida apuesta por la modernización y transformación de nuestro sector primario.

El compromiso del Gobierno de España con León es claro: recientemente, el Ministerio de Agricultura ha anunciado las obras de modernización de los regadíos de la Comunidad de Regantes del Páramo Bajo y acaba de dar luz verde a las obras de Payuelos.

La fórmula no dista mucho de la anterior; reclamar las inversiones pendientes tanto al Gobierno como a la Junta de Castilla y León, inversiones que se deben acompañar con una cadena de valor que desarrollemos íntegramente, con una apuesta clara por lo nuestro, por productos sostenibles y de calidad, promocionando y potenciando su consumo, lo primero entre nosotros.

Aquí contamos con la excelencia ya en muchos de ellos, por lo que ni mucho menos partimos de cero, sino incluso en una situación mejor que en otras zonas de España, contando además con un rico patrimonio inmaterial y rural que puede contribuir como foco para la atracción de nuevos pobladores (a raíz del cambio de paradigma de forma de vida que se va a producir a partir del confinamiento) que contribuirá también al mantenimiento de la población que ya residimos en este medio rural.

Son pues muchos los puntos que tenemos a nuestro favor, pero no puedo olvidarme del más importante que tenemos en esta nuestra provincia y que, como leonés y berciano, me hace realmente ser optimista respecto a la situación que nos toca afrontar: los leoneses y las leonesas. Ese capital humano que encarna como nadie la lucha y el amor por su tierra, esa gente que el 16F salimos por miles a la calle para reivindicar un futuro para esta provincia y que durante todo este tiempo hemos continuado la lucha anónima día a día. Una ciudadanía que debe continuar exigiendo lo que merece.

Desde el PSL-PSOE lo tenemos claro, nos debemos a nuestra gente porque somos parte de ella, y por ella trabajamos día a día y de forma desinteresada en los miles de municipios y Juntas Vecinales de nuestra provincia.

Es esta energía que se percibe en el ambiente, que se ve en la forma en que hemos afrontado la pandemia, con numerosas iniciativas ciudadanas surgidas estos días por la provincia y las ganas de sacar León adelante, la que me hace ser optimista y pensar que en nuestra mano está que este ‘Annus horribilis’ se transforme para León en un ‘Annus opportunitas’.
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