19 noes contra "las ilusiones de una comarca"

El rechazo en votación de los vecinos de La Cueta al proyecto de estación de esquí abre la polémica entre los que critican su "egoísmo" y los que avalan la voluntad popular

Estefanía Niño
03/05/2017
 Actualizado a 19/09/2019
Copiosa nevada en la localidad babiana de La Cueta, en una fotografía de archivo. | ICAL
Copiosa nevada en la localidad babiana de La Cueta, en una fotografía de archivo. | ICAL
La polémica está servida. Este fin de semana, los vecinos de la localidad babiana de La Cueta celebraban una reunión para decidir sobre el proyecto de estación de esquí de fondo. El resultado fue el no, con 19 votos de los 32 presentes. De esta manera, la ambiciosa iniciativa que abría las puertas al desarrollo económico y turístico de la comarca de Babia ha sufrido un grave revés. Ahora, llegan las críticas que tildan a los vecinos de La Cueta de «egoístas» al negar la instalación y puesta en marcha de este complejo invernal en detrimento del interés común de toda una comarca. Del otro lado, los que avalan la legalidad del proceso en el que los habitantes de esta pequeña localidad han tenido voz y voto.  

La alcaldesa de Cabrillanes, Lina Freire, no quiso entrar a valorar ante las voces que apuntan a posibles irregularidades en la votación, y simplemente apuntó que votaron vecinos legalmente empadronados. Sí manifestó que este proyecto supondría un revulsivo para toda la zona, «el primer beneficiario sería el pueblo de La Cueta, luego todo el Ayuntamiento de Cabrillanes y además, toda la comarca». En este sentido apuntó que «sería un centro de esquí de fondo único en la Cordillera Cantábrica, por la elevada cota, se conservaría bien la nieve porque La Cueta es el pueblo más alto de León». La regidora también manifestó la confianza en la solvencia del proyecto, «es una iniciativa privada, con medios propios, que simplemente necesitan autorizaciones, pero cuando en una cosa así vienen y no piden un duro, te hace confiar». Algo a lo que añadió que la iniciativa estaba respaldada por la Diputación de León, por el Ayuntamiento de Cabrillanes y por el Parque Natural al considerarlo «compatible» con la conservación del medio natural.

Ante la negativa de La Cueta de llevar a cabo la estación de esquí, Freire tiene claro que solo existen una vía, «apostaría por la vía del razonamiento liso y laso», al tiempo que recordó que no estuvo presente en la votación al no ser vecina de La Cueta, pero que los pocos argumentos que se esgrimieron sobre el voto en contra «carecen de argumentación, si tienen motivos, que los expongan y lo debatimos, pero es difícil rebatir un simple no». En este sentido, indicó que algunos de los argumentos que han trascendido, como el deseo de pasar temporadas ‘en tranquilidad’, le parecen «egoístas» ante una iniciativa que puede suponer el resurgir de Babia. «Babia se está muriendo, o está moribunda como mínimo y lo dice la alcaldesa de Cabrillanes, si La Cueta tiene la suerte que no tenemos otros pueblos, debería aprovecharla», señaló Freire.

Mucho más crítico se ha mostrado el presidente de la asociación Estás en Babia, Gerardo Manuel Ardura de Amunátegui, quién a través de un comunicado de prensa lamentó que en la votación «había que decidir si se quería o no el proyecto, no había lugar a preguntas, ni explicaciones». Así, explica que en la reunión estuvieron presentes 32 personas con derecho a voto, «32 personas responsables de decidir sobre el futuro de su pueblo, de la comarca de Babia, y de las colindantes Laciana, Omaña, Luna y Somiedo». Apunta que las votaciones eran secretas aunque «una parte de los votantes ya traía la papeleta de casa escrita» mientras otros tuvieron que escribirla allí «con una más que dudosa privacidad». Continúa el comunicado indicando que allí estaban presentes personas de más de 90 años que viven fuera, u otras que residen en Asturias y argumentaron su voto en contra señalando que cuando van al pueblo quieren tranquilidad. Así, señala que la votación terminó con 19 votos útiles en contra «para tumbar de golpe las ilusiones de una comarca».

Por su parte, el presidente de la Junta Vecinal de La Cueta, Rufino Blanco, no quiso entrar en polémicas, si bien explicó que hizo la votación tal y como había anunciado a principios del pasado mes de abril, ya que se trata de un asunto sobre el que no podía decidir él solo, y quería que fueran los vecinos quienes tomasen la decisión. «Avisé con antelación, siete u ocho días, para que fuesen y votasen». Blanco señaló que «me hubiese gustado que estuviera el 100%, pero asistieron 32 de los 38 vecinos, así que votó el 85%». El resultado fue de 19 votos en contra y 13 a favor. Por otro lado, y sobre las críticas de llevar a la asamblea a personas muy mayores que desconocían el proyecto de esquí, el alcalde pedáneo recalcó que «fueron cuatro personas mayores de 90 años, que tienen el mismo derecho, y que están totalmente lúcidas». En relación a las críticas tras el resultado de la votación, Rufino Blanco aseguró que «tiene mal perder, tienen que aceptar la decisión, si hubiese salido sí, se hubiese hecho».

El proyecto


El proyecto para la construcción de una estación de esquí de fondo en La Cueta, promovido por iniciativa privada vinculado al centro de esquí de fondo de Navafría, consistiría en la adecuación de la nieve con la utilización de una máquina pisa-pistas en itinerarios formados por las pistas forestales y caminos que ya existen y que constituirían una red de 30 kilómetros de pistas esquiables, independientemente de los itinerarios que se pueden realizar mediante esquí de montaña o raquetas de nieve.

Dentro de esta propuesta, y tal como se explicó a principios del pasado mes de abril, los promotores consideraban imprescindible la ocupación de las viejas escuelas de la localidad –propiedad de la junta vecinal y que actualmente se utilizan como edificio de usos múltiples– para instalar una oficina de información y un centro de alquiler de esquís, raquetas, etcétera, así como para otros usos necesarios para el desarrollo de las actividades del centro de esquí. Una petición que no estaba reñida con que la junta vecinal pudiese seguir usando las instalaciones. En líneas generales, el proyecto no necesitaría mucha más infraestructura y precisaría de personal de forma continua en mayor o menor medida, prioritariamente jóvenes de la comarca.
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