1.507 conductores fueron multados el año pasado en León por usar el móvil

Desde enero a junio se han impuesto en la provincia 585 sanciones por este motivo

I. Herrera
22/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Entre enero y junio de este año, Tráfico ha sancionado a 585 conductores en las carreteras de la provincia leonesa por uso del teléfono móvil al volante. Si esta cifra se compara con el total de sanciones del mismo periodo del pasado ejercicio, cuando fueron 830, podría entenderse que los leoneses han tomado conciencia del peligro que entraña esta práctica. Sin embargo, esta reducción de casi el 30% en las sanciones no puede considerarse un éxito mientras siga habiendo conductores dispuestos a jugarse su propia vida y la del resto de personas que transitan por la carretera por echar un ojo al whatsapp o no haber previsto el trayecto y, en lugar de parar, poner el GPS mientras van en marcha. Y estos son sólo algunos ejemplos, pues según diversos estudios de compañías de telefonía sobre el uso del móvil al volante, los conductores no sólo lo emplean para fines que, sin serlo, podrían tratar de justificar como urgentes, sino que se la juegan por sacar una fotografía o ir seleccionando canciones.

Durante todo 2018, un total de 1.507 conductores leoneses fueron multados por este motivo, 104.000 en toda España: 200 euros y tres puntos menos es la sanción. Pero a la vista de que uno de cada cuatro accidentes y el 31% de los fallecidos en carretera se deben a la distracción del conductor, la Dirección General de Tráfico (DGT) tiene intención de endurecer la pena, no la económica, pero sí la de reducción de puntos elevándola a seis, como ya ha adelantado en diversas ocasiones el director general de Tráfico, Pere Navarro, que señala que mirar el móvil cuando se va conduciendo «se ha vuelto algo automático».

Y es que el manejo de dispositivos cuando se va en marcha supone la primera causa de muerte en carretera superando ya al consumo de alcohol y drogas, según indican desde la DGT.

Que no sea el último mensaje

Dicen que en una autovía, a una velocidad de 120 kilómetros por hora, escribir un mensaje supone conducir sin prestar atención a la vía unos 660 metros. Pero no es solo escribir, leer los que se reciben también entraña peligro, por eso desde la DGT insisten en que la concienciación tiene que llegar a todas las personas, pues hay que tomar conciencia también del peligro que entraña enviar un mensaje a alguien que va conduciendo. Lo ideal sería, por supuesto, apagar el teléfono mientras dura el trayecto, pero mejor prevenir y que quien espera no quiera saber cuánto le falta al que conduce porque alguno de esos mensajes podría ser el último.

Estos meses de verano en los que los desplazamientos por carretera se multiplican con las vacaciones, la DGT ha intensificado la vigilancia y ha puesto especial atención al uso de dispositivos móviles al volante con helicóptero, dron, 25 cámaras de alta definición y vehículos camuflados solo en Castilla y León.

A nivel estatal, este verano hay un total de 216 cámaras de alta definición vigilando la conducción, que identificarán y detectarán si se está usando el teléfono móvil, pero también si se lleva puesto el cinturón de seguridad. Además, Tráfico cuenta con 12 helicópteros, que patrullan sobrevolando las carreteras de la península, Islas Canarias y Baleares. No obstante, la gran novedad este año son los drones, once en total para la vigilancia del uso del teléfono móvil. Inicialmente, Tráfico anunció la puesta en servicio de sus drones y que estos no se encargarían, al menos en un principio, de emitir multas. De momento no han especificado si la situación ha cambiado, si serán capaces de obtener la carga probatoria para sancionar a un conductor que utilice el teléfono móvil, porque graban imágenes de los conductores en la carretera o, si por contra, servirán de apoyo a patrullas terrestres que serán las que identifiquen la infracción y procedan a sancionar al conductor. Lo que sí se sabe es que los drones también se emplean en la vigilancia del uso del móvil.

Estos drones pueden volar a una altura de hasta 120 metros y tienen una potente óptica con la que es posible detectar el interior del vehículo perfectamente; sus cámaras tienen un zoom de hasta dos kilómetros. Por cada aparato hay detrás un equipo de dos o tres personas (un piloto, un coordinador de cámara y un asistente). Pero más que el miedo a ser ‘pillado’, a lo que hay que temer es a no poder volver a escribir un mensaje.
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