11 años después, Boris Gelfand vuelve a coronarse en León

El bielorruso demuestra sus nervios de acero para repetir más de una década después triunfo en el Magistral al ganar en el desempate a Leinier Domínguez

L.N.C.
04/07/2021
 Actualizado a 04/07/2021
Un instante de la final, en la pantalla del Conde Luna. | MAURICIO PEÑA
Un instante de la final, en la pantalla del Conde Luna. | MAURICIO PEÑA
Boris Gelfand ganó ayer la final del Magistral de Ajedrez Ciudad de León frente a Leinier Domínguez, imponiéndose en un match muy igualado demostrando nervios de acero y volviendo a hacerse con el Magistral 11 años después.

Leinier tuvo opciones de llevarse el Torneo en la segunda partida del desempate, donde tuvo una posición claramente favorable, pero Gelfand, arriesgando mucho, logró complicar el juego y darle la vuelta a su favor.

Primera partida

El sistema clásico de la defensa siciliana empleado por Gelfand no resultó una sorpresa para un superpreparado Leinier Domínguez, que con jugadas naturales realizadas rápidamente consiguió una posición apabullante en la que el rey de las negras quedó atascado en el centro del tablero bajo el fuego de las torres blancas.

Gelfand consiguió sin embargo no recibir mate y resistir en un final en el que, a pesar de estar técnicamente ganado por las blancas, mantenía ciertas esperanzas prácticas de salvación. Pero Leinier no dio opción a los sueños de salvación de su rival, impuso su ventaja con depurada técnica y se anotó la victoria adelantándose en el marcador de la final.


Segunda partida

En la segunda partida de la final, Leinier, sin duda cómodo por su ventaja en el marcador, se defendió contra la Apertura inglesa elegida por su rival para iniciar la partida, con el sólido Sistema Simétrico y, tras una pronta simplificación, se alcanzó una posición en la que, pese a una simbólica ventaja de las blancas, resultaba muy difícil romper el equilibrio y las tablas siempre sobrevolaban el tablero.

Gelfand fue no obstante capaz de transformar lo simbólico en tangible y con jugadas muy finas consiguió quedarse con un peón de más muy difícil de materializar, debido a la presencia de alfiles de distinto color. La partida entró en una fase táctica cuando Leinier quiso neutralizar la ventaja con una serie de jugadas forzadas en las que algo se le debió de haber escapado, porque de pronto la ventaja de las blancas se incrementó y las posibilidades de victoria, hasta ese momento quiméricas, se hicieron reales. A partir de ahí, Gelfand ofreció una exhibición de técnica superior y se anotó una bonita victoria que le permitió igualar el marcador de la final.

Tercera partida

Ambos jugadores repitieron las jugadas de la Siciliana Clásica que se vio en la primera partida hasta la decimotercera jugada, en la que Gelfand introdujo una jugada que mejoraba su juego anterior. Las negras sacrificaron enseguida un peón para eliminar uno de los fuertes alfiles de las blancas y llevaron el juego, como en la partida anterior, a un final de alfiles de distinto color, aunque esta vez algo inferior para él.

No fue suficiente para permitir a Leinier tener posibilidades reales de victoria. Gelfand lo defendió con su reconocida solvencia técnica haciendo inútiles los esfuerzos de Leinier por ganar la partida.

Cuarta partida

Gelfand abandonó la apertura inglesa utilizada en la primera partida para volver a su favorita apertura de Peón Dama. Leinier se defendió con el sólido Gambito de Dama Aceptado, una defensa con fama de inexpugnable. Muy pronto se llegó a una posición con la típica estructura del Peón Dama Aislado también conocido como ‘Isolani’.

Pronto las blancas realizaron la típica ruptura central que abre las líneas centrales y propicia cambios que, en este caso y tras un vistoso juego de piezas, condujeron la partida primero a la igualdad y posteriormente a unas tablas, que provocaban que el Magistral se decidiera en las partidas relámpago, de 5 minutos más 3 segundos de incremento por jugada.

Desempate

El desempate tuvo un desenlace dramático. En la primera partida, en la que se jugó un Gambito de Dama aceptado al igual que en la cuarta del encuentro regular, la igualdad fue la tónica de principio a fin, pero la emoción llegó en la segunda del desempate.

Gelfand, a pesar de los problemas por lo que pasó en sus dos partidas con negras, repitió la defensa siciliana y buscó desde el principio crear complicaciones en busca de la victoria. Leinier, claramente superado por el ímpetu de su rival, se mantuvo en pie a duras penas para finalmente perder una calidad que, sin embargo, no ofrecía suficiente ventaja a Gelfand para ganar la partida. Con muy pocos segundos en el reloj, Leinier se vio obligado a defender un final de torre contra alfil que, si bien es tablas según la teoría, exige una defensa muy precisa y que ante la presión de Gelfand y del reloj no pudo sostener.

De este modo, Gelfand veía premiada su ambición en el desempate, donde claramente jugó con mucha más determinación que su rival.

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