Y en el final... era la escoba

24/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Una de las ventajas de «la otra Semana Santa» es que debemos ser muchos los que en estas fechas —y sus lecturas dramatizadas— conocimos esos magníficos textos literarios que forman parte de la gran novela que se llama ‘La Biblia’.Aquellos pasajes de la creación que se cerraban con la reflexión de que «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto...». Entre las frases que han pasado con más fuerza a la sabiduría popular está el primer versículo del Evangelio de Juan: «En el principio era el Verbo».

En el principio eran las palabras. Y los templos en pie. Y el patrimonio brillante. Y los anillos de oro.

Pero los tiempos erosionan y estropean. La contaminación corroe. Los olvidos aprietan.Los fuegos calcinan. Las maderas pudren. En las piedras se desdibujan las caras y sus forman haciendo necesaria la hora de los arreglos, con cuentagotas, cuando las perras aparecen...

Hay grandes expertos en restauración (Ecce Homo de Borja al margen), hay nuevo materiales, hay herramientas y líquidos que permiten verdaderos milagros con las imágenes que amenazaban ruina.

Y aunque en el principio era el Verbo...

En el final, siempre es necesaria la escoba. Sin textos que la luzcan.
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