16/07/2021
 Actualizado a 16/07/2021
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El ser humano es el único animal que tropieza dos y hasta tres veces en la misma piedra. Parece mentira que, a pesar de nuestra inteligencia, pretendamos volver a intentar experimentos que en el pasado quedaron de manifiesto que fueron un absoluto error.

Sucede en muchos aspectos de nuestra vida y lógicamente, la política no iba a ser diferente. A pesar de que a lo largo de la historia cada intento de implantar un comunismo, haya terminado en ruina, desgracia y eliminación total de los derechos de los ciudadanos, periódicamente aparecen nuevos iluminados que nos intentan vender que, ahora sí, el comunismo es posible.

Curiosamente, este tipo de personajes siempre pregona las bondades del comunismo desde la distancia, la comodidad de sus apartamentos o chalets en zonas de ‘alto standing’ y la tranquilidad de poder tener 3 comidas al día incluso alguna más si se tercia y salimos de ‘brunch’. Sin embargo, en los sitios comunistas ‘de pata negra’ como Corea del Norte, Venezuela o Cuba, la situación es bien distinta y la mayoría de sus ciudadanos sienten el comunismo como lo que realmente es, un abominable régimen opresor que limita su libertad, sus esperanzas y hasta su forma de pensar por miedo a que el ojo del líder que todo lo ve, se entere y les castigue.

Esto que parece una exageración no es tal para nada y conozco cubanos que, incluso viviendo fuera de Cuba, durante bastante tiempo, hablan de la política de su país y de las penurias que han pasado con un tono de voz bajo para que nadie los escuche. Así es el grado de paranoia y de temor que el comunismo les ha dejado gravado en sus mentes.

En un país hermano como es Cuba, la dictadura huele a viejo, a armario de casa abandonada, a baúl del abuelo y las nuevas generaciones están cansadas del color verde militar, de los Castro, de Díaz-Canel, de la Policía Nacional Revolucionaria, de los chivatones del partido, de pasar miseria, de que les digan lo que pueden o no hacer… y tal como el agua siempre busca una manera de fluir, la libertad se quiere abrir paso en un intento por dejar atrás más de 60 años de dictadura comunista.

Mientras tanto, en España, que hay más tontos que pájaros en el cielo, siempre habrá quien siga admirando la revolución cubana, al asesino homófobo de El Che, a Maduro, a Chávez o a Kim Jong-un y vean como responsable de la miseria de esa gente a Estados Unidos, al capitalismo o a Díaz Ayuso, pero nunca a los sátrapas de sus dirigentes.

Esta semana no es que algún borrego de barra de bar haya justificado una dictadura como la cubana, sino que han sido destacados miembros de nuestro gobierno sociocomunista los que han negado el carácter dictatorial del régimen cubano, volviendo a sacar a colación la gran mentira del bloqueo económico a Cuba por parte de Estados Unidos.

¿Qué tendrán los países comunistas cuando la gente lo que quiere es salir y no entrar?
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