Violeta, abuela para todos

20/11/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Volvió Mauri a viajar a las entrañas de lo que no se ve, lo que no es noticia, y, un día más, encontró lo más bello del partido en una tarde que dicen las crónicas que se aburrió el personal en un derbi sin goles.

Pero con besos. Los besos de Violeta para los chavales de la Deportiva. El beso de la abuela, que nada hay más sincero en el mundo.

Andan por estos equipos desde un portero argentino a un Zabaco burgalés o un Son sevillano... emigrantes de tierras lejanas que llegan con la maleta llena de sueños pero sin la abuela de los guisos, los consejos, la que les lava la ropa y les dice al salir de casa: «no te manques».

Están sin ella, pero está Violeta. Una abuela para todos. Un corazón grande y blanquiazul que vela por ellos desde el túnel, que reza a quien sea para que no se manquen, que les da a la salida al campo el beso que les daba la abuela a la salida de casa.

Y lleva además un mensaje, unas palabras, un recuerdo, el del histórico Franganillo, aquel utillero que vivía por los pasillos sin sol de los bajos del estadio, de la lavandería y el vestuario, atento a todo, que cuidaba todos los detalles y tenía una frase para cada uno. La frase que ahora les dice, con su beso, la viuda de Franga, Violeta, la abuela de todos, una de esas mujeres entregadas a una gran familia, en este caso blanquiazul, de la raza de Leocadia la del Atleti o La Pixarra del Oviedo...

No sobraría que un día esos corazones que los goleadores dibujan con las manos para los fotógrafos y alguien que ella sabe tuvieran como destinataria a Violeta, que ella lo compartiría encantada en Franganillo.

Y para los que no entienden nada de lo que es la rivalidad. Franga y Violeta son de León, aquí nació una hija, después se fueron al Bierzo, allí nació otra y un corazón blanquiazul que regala besos.
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