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Víctimas de un verdugo

23/05/2021
 Actualizado a 23/05/2021
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Solo hace una semana que dediqué estas líneas a las personas asesinadas en Gaza y Colombia durante este mes y, por desgracia, una dolorosa realidad nos ha tocado mucho más de cerca estos días. El pasado lunes, cerca de ocho mil personas cruzaron la frontera entre su país y el nuestro ante la pasividad e inactividad de las fuerzas de seguridad marroquíes. Como resultado, se dio una grave crisis migratoria cuyas consecuencias son devastadoras para un sinfín de familias. Aunque esto se da a menudo en diferentes lugares del mundo, lo más grave de lo sucedido entre España y Marruecos es el chantaje perpetrado por el país africano hacia nosotros. Sin embargo, la verdadera víctima no es España, sino los propios ciudadanos marroquíes.

Numerosas personas han fallecido en el trayecto, otras han llegado en condiciones de desnutrición y deshidratación y muchos niños fueron engañados para atravesar la frontera con la justificación de que Ronaldo y Messi iban a jugar en la zona. Que un país aliente a su población a cruzar las fronteras para chantajear a otro e, indirectamente, a Europa en su totalidad, deja bastante claro el tipo de gobernante que tiene al frente y, sobre todo, cuáles son sus valores y principios. En estos últimos días, la mayoría de marroquíes, que previamente habían pasado la frontera por las playas de Benzú y El Tarajal, tuvieron que rehacer el camino a sus hogares. Unos apenas han tenido problemas para volver, otros aún siguen esperando que les dejen entrar y hay quienes son considerados traidores por haber traspasado a España y nada bueno les espera a su vuelta en Marruecos.

Sin duda alguna, las verdaderas víctimas de esta crisis migratoria sin precedentes son todos aquellos que, en busca de una vida un poquito mejor, se han dado de bruces con una horripilante realidad. Cerca de ocho mil personas han sido manipuladas, vapuleadas, engañadas y usadas por su propio Gobierno como moneda de cambio en un intento de chantaje hacia otro país. Quizá el mundo iría mejor si quienes provocan estas injusticias y desigualdades las vivieran en sus propias carnes y sintieran el dolor que sienten sus ciudadanos.
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