30/12/2015
 Actualizado a 15/09/2019
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Me levanto temprano. Empiezo a ser consciente de la edad y me ronda la cabeza la idea de llevar una vida sana, algo más sana, un poco más sana. Nunca me lo había planteado, supongo que son los primeros síntomas, la cobardía agazapada, el miedo al paso inexorable y certero del tiempo. Me levanto a la hora a la que antes me acostaba, tal vez a esto se refieren cuando hablan de madurar. ¿Estaré madurando? Hay que cuidarse. yo ya he comenzado con zumos saludables.

Sentado a la camilla, veo la lucecita verde de una amiga en la pantalla. Más o menos transcurre así el diálogo escrito:

- Buenos días. Qué madrugadora.
- Llevo desde las seis. Buenos días.
- ¿Y qué haces desde la seis???
- Nada. Me tomo mi tiempo. Y veo amanecer.
- Que inteligente, tomarte tu tiempo y ver amanecer. Yo también estoy pendiente de que amanezca.
- Pero esta lloviendo
- Sí, acaba de empezar aquí también.
- ¿Dónde estás?
- En mi pueblo, en Benavides. A lo lejos, sobre la vega, por encima de la línea de chopos, al otro lado del río ya se ve el primer clarear de este día inocente. Y yo aquí, estudiando lo que pensaba Montesquieu sobre China. Hay otras formas de perder el tiempo pero...
-¡Esa es muy buena! Sin embargo, el amanecer no es bonito, no se ve el sol.
- No, no se ve, y la claridad está sucia, de mal detergente, mal lavada.

Nos despedimos y yo me quedo pensando que, pese al blanco más que roto, gris enfurruñado, ver amanecer, tomarse uno el tiempo, la molestia de ver amanecer, produce benéficos efectos sobre la ridícula soberbia y también sobre el ánimo. La evidencia de que el sol no se detiene, la certeza de que antes faltaremos nosotros a la cita con los días que el sol deje de salir, que seguirá saliendo, esta verdad, la única absoluta que poseemos, me predispone a no perder ninguno de los valiosos, por contados, días en causar daño. Hacer daño es la más estúpida de todas la maneras de perder el tiempo, peor incluso que estudiar a Montesquieu. Este estar viendo amanecer también me alegra el ánimo, sin duda no me engaño al saberme vivo, vivo un día más. También este día, y así poder felicitar a mi madre, que hoy cumple años. ¡Felicidades Marga!

Y a todos, feliz año.
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