Vegarada: Luchando con la nieve

Ofrece a la sombra de su estación espacios privilegiados para practicar un deporte que acerca a la naturaleza como pocos, el esquí de travesía. Con Nacho el de Matadeón, exluchador, descubrimos la canal de Castillones, nieve y deporte en estado puro

Fulgencio Fernández
18/01/2021
 Actualizado a 18/01/2021
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Luis Ignacio Álvarez Gallego es en el mundillo de la lucha leonesaNacho el de Matadeón, uno de los luchadores que más huella ha dejado en los aficionados, tan elegante en las mañas como deportista en el comportamiento. Muy difícil, imposible, encontrar quién tenga una mala palabra de Nacho, que es mucho decir en el mundillo de la lucha leonesa. Y eso que siempre jugó con la desventaja de no ser de una comarca luchística pues en los Oteros hasta la llegada de Luis Ignacio la lucha leonesa era una expresión vacía.

Nacho, que sigue siendo un apasionado de la lucha leonesa, practicó y practica numerosos deportes, de todo tipo, del frontón al judo o la bicicleta, pero tiene pasión por uno en particular: el esquí de travesía. «En mi ranking personal el primer lugar ya sabes que lo ocupa la lucha, pero detrás, sin duda, está el esquí de travesía. Lo practico desde que tengo veinte años, es el complemento perfecto para la lucha, uno de es verano y el otro de invierno, uno es grupal y el otro de soledad —o de dos o tres amigos—, uno de sensaciones puntuales y el otro que disfrutar durante horas . Y explica Nacho que quienes no lo conocen, los que sacan un forfait y suben en telesilla y bajanen minutos les ‘echan en cara’ que pasan horas ascendiendo para bajar en unos minutos. «Es cierto, subes dos o tres horas y bajas en 10 minutos, pero es que disfrutas mucho subiendo: la naturaleza, los bichos, el paisaje blanco, la nieve, ese sol posterior a las nevadas, la adrenalina del descenso... Una semana haciendo esquí de travesía te llena el depósito para todo el año», dice convencido el de Matadeón.

Con estas premisas es evidente que Nacho nos iba a llevar hasta un rincón de esquí de travesía. Y elige una parte concreta de Vegarada, la canal de Castillones, situado en la parte posterior de la estación de esquí: «Es un lugar especial, que tienes que saber cuándo entrar en ella pues si lo haces y aparece el viento ya no hay marcha atrás, o bajas o bajas. El día de las fotos fue espectacular, a primera hora la nieve aún no estaba bien pero según fue avanzando la mañana... una pasada».

Elige Nacho este espacio que, reconoce, «no es para todo el mundo» no solo por el placer de la subida, el esquí, el lugar... sino «por todo lo que puedes disfrutar muy cerca, esquiando si tienes ganas y fuerzas, o viendo, que es un verdadero privilegio, especialmente esos días en los que después de una noche fría el sol va ganando la batalla a la mañana». Y enumera el ex luchador de la Ribera de otros lugares y picos cercanos como el Nogales, el Jejé, el Cerroso, el Oso o los ya citados Castillones. Disfrutar desde lo alto estos valles es una experiencia única, tanto que muchos de los que se inician en la travesía les engancha».

Dice el esquiador que el esquí de travesía no es un deporte para practicar en solitario, pero «tampoco para grandes grupos; lo ideal para mí es ir tres o , como mucho, cuatro amigos». Y así lo hace él que suele acudir con Geli el de Mansilla de las Mulas y Víctor, de bicicletas Robles, «que aunque ha empezado tarde lo ha cogido con una pasión que hay que pararle».

Aunque no es Nacho muy de parar a nadie cuando le ‘invita’ a disfrutar de su segundo deporte.
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