Unas cabezadas sin olvidar al coronavirus y a la Cultural

El eterno debate entre el Cabildo de San Isidoro y el Ayuntamiento sobre el foro u ofrenda queda en tablas en este caluroso y tradicional acto

Sergio Jorge
19/07/2020
 Actualizado a 19/07/2020
Vicente Canuria, durante las Cabezadas, con la camiseta de la Cultural. | SAÚL ARÉN
Vicente Canuria, durante las Cabezadas, con la camiseta de la Cultural. | SAÚL ARÉN
El atrio de San Isidoro ha vuelto a acoger este domingo el tradicional acto de las Cabezadas, pero este año han sido muchos los matices que han variado respecto a otras ediciones. Porque más allá del calor característico del mes de julio, y más en la mañana de este domingo en la que el sol caía a plomo, la pandemia trastocó la fecha original, prevista el 26 de abril, de ahí que este 19 de julio fuera elegido para el eterno debate entre el Cabildo isidoriano y el Ayuntamiento de la capital en representación del pueblo leonés. 

Tanto el síndico de la basílica y en representación también de la Real Cofradía del Pendón de San Isidoro, Ovidio Álvarez, como el munícipe, Vicente Canuria, dedicaron sus primeras palabras a las víctimas del Covid-19, para así no olvidar el sufrimiento de miles de leoneses cuyos familiares han perdido la vida o han estado ingresados por culpa del virus. Pero también hubo palabras de homenaje para los sanitarios y otros profesionales que durante los últimos meses se han dedicado en cuerpo y alma a los efectos de la pandemia. 

Canuria ha sido el primero en tomar la palabra, y también ha sido el encargado de recordar el inicio de esta tradición por la que el Cabildo isidoriano defiende que la entrega del cirio de una arroba y las dos hachas de cera es una obligación pero según el Ayuntamiento es una ofrenda "libre y voluntaria". Hay que remontarse al año 1158, cuando una terrible sequía animó al pueblo de León a sacar los restos del santo para que intercediera tras una romería en su honor para que volviera la lluvia.

Pero según cuenta la leyenda, los restos comenzaron a pesar mucho y en Trobajo del Camino la comitiva decidió detenerse porque no podían más. Justo cuando tocaron el suelo, comenzó una lluvia casi torrencial, por lo que se acababa así la sequía. Pero cuando el rey Fernando II se enteró, se enfadó mucho y Doña Sancha decidió guardar ayuno y orar durante tres días para poder traer los restos. Unos niños fueron los encargados de devolverlos a su lugar de origen sin apenas esfuerzo. Comenzó entonces la tradición de que el pueblo de León debía entregar como foro o como ofrenda ese reconocimiento para dar gracias por las lluvias, aunque nunca se ponen de acuerdo si es una cosa u otra. 

Canuria ha aprovechado el partido que este domingo disputa la Cultural Leonesa en la primera eliminatoria del ascenso a Segunda Divisiónpara pedir al Cabildo de San Isidoro que rece por este objetivo deportivo, de ahí que también haya ofrecido dos bufandas y una camiseta del club de fútbol. Pero como ha recordado Álvarez, "también los otros rezarán", por lo que ha reconocido que "es un lío" el cruce de oraciones. 

El también concejal de Deportes se ha comprometido al ayuno e incluso a que haya "cabezones" en representación del Cabildo en los cabezudos de las fiestas de San Juan y San Pedro. "Los dos somos leoneses y cazurros, valdría para los dos", le ha respondido el representante de San Isidoro, que ha apelado una y otra vez a la obligación de los tributos al santo. "En la República no hubo Cabezadas, pero el alcalde envió un saco con el cirio y las hachas, por lo que se demuestra que era una obligación para el Ayuntamiento", ha recordado Álvarez. 

"Venimos libremente", ha asegurado Canuria, que ha insistido en el "orgullo" por San Isidoro, pero también ha recordado que "el pueblo de León es generoso", de ahí que este acto sea "voluntario". "Habéis venido porque sabéis que es una obligación", ha resaltado Álvarez. 

Como era de esperar, no se han puesto de acuerdo y el foro u oferta ha vuelto a quedar empatado, siguiendo esta tradición que este año ha sido diferente, con menos público de lo normal puesto que muchas sillas se han quedado vacías por el calor y el miedo al coronavirus. 
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