Una rodilla inteligente

Ortopedia Burgos fue la encargada de realizar en Burgos la primera mano biónica que permite al paciente llevar a cabo diferentes tipos de agarre

Ical
08/12/2018
 Actualizado a 19/09/2019
El técnico ortoprotésico Dani Rodríguez junto a la mano biónica. | ICAL
El técnico ortoprotésico Dani Rodríguez junto a la mano biónica. | ICAL
Ortopedia Burgos y su ortoprotesista Daniel Rodríguez, fueron noticia recientemente con motivo de la realización de la primera mano biónica implantada en la capital burgalesa a un paciente amputado. Esta tecnología permitía al usuario de la misma llevar a cabo muchas más actividades de las realizadas anteriormente. Ahora se proponen un nuevo reto, la implantación de la primera rodilla con inteligencia artificial, “la primera que existen en el mercado”, matiza Rodríguez.

“Esta rodilla en concreto”, explica Daniel, “tiene un fluido interno”, que dependiendo de los cambios del paciente, “de manera artificial se pone más o menos duro”, es decir, continúa, “es un fluido que cambia la densidad”. Motivo por el cual se la denomina como la “única rodilla con inteligencia artificial”. “Es más o menos lo último que hay ahora en el mercado”, agregó.

Uno de sus proyectos anterior fue la implantación de una mano biónica en un paciente amputado, una acción que no se había realizado con anterioridad en la ciudad burgalesa. Esta permitía al paciente llevar a cabo “con una sola mano”, afirma el ortoprotesista, multitud de actividades antes impensables para alguien que había perdido la mano derecha y parte del antebrazo, como podían ser “manjar un ratón, abrir una puerta, coger cualquier tipo de vaso, coger un cigarrillo”, “lo que sea”, añade.

Asimismo, esta tecnología se caracterizaba por tener “un procesador interno”, que permitía al usuario realizar diferentes tipos de agarre.

Fue el propio paciente quien sugirió poner en marcha este proyecto, una mano biónica cuyo precio oscila entre los 30.000 y los 60.000 euros, “y de ahí hacia arriba”, remarca. Una operación cuyo coste asume por completo el propio usuario, “si el paciente viene con una necesidad y lo puede costear, lo estudiamos y se lo hacemos”, explica Rodríguez

En este sentido, Rodríguez considera que debería haber más ayudas al respecto. “En Inglaterra lo paga la seguridad social directamente”, cuenta, “porque es un 0,001 por ciento del coste sanitario”, “con lo cual es ridículo”, añade. Además, explicó que en nuestro país actualmente se encuentran “trabajando con un catálogo de la Seguridad Social cuya última actualización fue del 2002 y con precios del año noventa”.

El ortoprotesista indica que de los componentes que se utilizan actualmente, “casi nada lo prescribe la seguridad social”, motivo por el cual tienen que “acogerse a cosas de antaño”, asegura. Sin embargo, afirma que está aprobado un nuevo catálogo de la Seguridad Social, “otra cosa es que empecemos a trabajar con él”, matiza.
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