Con mi padrastro Jaime Einstein mantuve largas conversaciones y fue él quien me animó a escribir la novela Jonatan Diez reconoce que la novela ‘Perdida en el fin del mundo’, que se inscribe dentro de un género como la ciencia ficción, tiene poco que ver con la psicología en general. "La literatura viene por otro aspecto de mi vida. Desde que era niño me gustaba escribir, pues existe una larga tradición en mi familia. Ya en el instituto escribía relatos cortos y muchas cartas de amor encargadas por compañeros para compañeras y viceversa. Siempre se me dio bien la literatura, pero no tanto como para enfrentarme a algo tan ambicioso como este proyecto. Hace unos años tuve el honor y la suerte de que una persona muy especial formara parte de mi familia. Jaime Einstein se casó con mi madre, un gran escritor y una increíble persona que perdimos recientemente. A menudo teníamos largas conversaciones y un día me animó a que escribiera una novela con la promesa de que me iba a asesorar durante ese proceso. De hecho gran parte de la novela, sobre todo lo que es su estructura, está corregida y asesorada por él", reconoce el autor, que lamenta que Jaime Einstein no viviera el tiempo suficiente para verla terminada.
La moda de las sagas
Jonatan Diez no cree que ‘Perdida en el fin del mundo’ pudiera ser objeto de una trilogía, en parte porque tampoco quería caer en ciertas modas. «Tengo varios sobrinos que son fans de sagas como ‘Crepúsculo’, ‘Los juegos del hambre’ o ‘Divergente’, pero siempre me dicen que no pueden leer capítulos demasiado largos a la hora de acostarse, como es su costumbre. Entonces empecé a escribir capítulos cortos, que luego fueron creciendo y llegó un momento en que me di cuenta de que tenía material suficiente para otras tantas páginas», comenta el autor, que se planteó entonces escribir una segunda parte de ‘Perdida en el fin del mundo’ que se complementa con la primera pero que es muy diferente.
Tengo la esperanza de que el mundo, aunque tarde en hacerlo, recapacite sobre todo que está haciendo El cambio climático y sus nefastas consecuencias para el planeta es uno de los temas que Jonatan Diez plantea en ‘Viviendo una mentira’. "En contra de la opinión generalizada el cambio climático no nos va a llevar a una desertización sino a una gran glaciación. Para que sea una novela entretenida tienes que magnificar las catástrofes. Pero considero, y además está apoyado en estudios científicos y muchas horas de investigación en ordenador y biblioteca, que después de un pequeño periodo de aumento de temperaturas lo que vendrá es una nueva glaciación. En la novela prácticamente se erradica la vida humana en el planeta y solo un reducido grupo de personas consigue sobrevivir", asegura el escritor leonés, para quien otro de los asuntos que aborda la novela es cómo volvemos a repetir los errores del pasado a nivel de las malas políticas de los que nos gobiernan, cómo las sociedades vuelven a ser abusivas y cómo se establecen una serie de castas o de grupos.
La novela se desarrolla en varios puntos geográficos del planeta, centrando buena parte de la historia de ‘Viviendo una mentira’ en un lugar que Jonatan Diez conoce bien, en el sur de Israel, porque su madre y su padrastro vivieron allí varios años y su madre aún lo sigue haciendo. En el tramo final de esta primera entrega los protagonistas se trasladan a Estados Unidos, hacia la zona de Yellowstone, una elección que según Diez se debe al hecho de que en este parque existe una carga geotérmica tan grande que podría ser que allí hubiera vida en caso de producirse una gran glaciación.
El futuro es mujer
La elección de una mujer como personaje central de la trama obedece a su deseo, todavía incumplido, de tener una hija, por lo que se ha creado una hija literaria. "Considero también que a través de los ojos de una mujer es más fácil expresar sentimientos y determinadas situaciones pueden ser más creíbles", argumenta el autor de ‘Viviendo una mentira’, que deja una puerta abierta a la esperanza porque, en su opinión, la humanidad siempre tiene la oportunidad de salvarse. "Tengo la esperanza de que el mundo, aunque tarde en hacerlo, recapacite sobre todo lo que está haciendo y en este libro, principalmente en la segunda parte titulada ‘Las guerras blancas’, es donde intentarán luchar por ese cambio y donde probablemente lo logren, aunque sea momentáneamente".
La otra gran batalla que se libra actualmente en el caso de la primera parte de ‘Perdida en el fin del mundo’ es a nivel editorial. "He consultado mucho a través de internet y veo que es muy complicado para un joven escritor publicar cualquier cosa sino cuentas con apoyo externo. No digo que sea imposible pero sí complicado, entre otras cosas porque es difícil hacer llegar el proyecto a quien te lo va a publicar. Las editoriales trabajan a través de agentes, que son los que les hacen llegar los proyectos que a su juicio resultan más interesantes. Es un proceso largo que termina por desanimar a muchos escritores. Por suerte, tengo el apoyo de amigos y personas que me están ayudando a presentarme a gente o medios con el fin de darme a conocer".