‘Circlássica’ es una idea original de Emilio Aragón, descendiente de una celebérrima disnastía de payasos, pero ésta no hubiera tenido lugar sin el concurso de Manuel y Rafael González Villanueva, responsables de la empresa Productores de Sonrisas y descendientes de artistas, cuya infancia transcurrió en el ambiente del circo que ahora pretenden recuperar con este espectáculo, como anteriormente también lo hicieron con ‘Circo mágico’. «Tuve la suerte de nacer en el Circo Mundial, fundado por mi padre Rafael junto a sus hermanos. Allí, despertándome con el sonido de las estacas empezó todo... Lo llaman serrín en las venas, pero esa frase tan romántica conlleva esfuerzo, tenacidad, inconformismo, superación y amor por el Circo para toda la vida», señala Manuel. Villanueva logró convencer a Emilio Aragón, otros descendiente de artistas circenses, de embarcarse en la aventura y el resultado es este ‘Circlássica’, que para Aragón es más que el montaje de un espectáculo, significa «volver a una carpa y revivir demasiados recuerdos, y eso me asustaba a la vez que me atraía. La vida es pura ambivalencia y contradicción, lo que más miedo nos da esconde nuestros deseos y este es el reto, atravesar mi miedo para reencontrarme con mi deseo», sostiene el hijo del célebre Miliki, uno de los ‘payasos de la tele’ junto con Gaby y Fofó. «De esta mezcla de emociones y sentimientos surge ‘Circlássica’ como mi particular homenaje a la gran familia del circo que hace de sus vidas un instrumento al servicio de la ilusión y la magia, para que todas las personas, mayores, jóvenes, niñas y niños, podamos descubrir, cuidar y conservar nuestra esencia infantil», destaca Aragón.
‘Circlássica’ nos traslada al corazón del circo a través de la historia de Nim y Margot, dos personajes de ficción aunque inspirados en dos personas reales, Gabriel Aragón, más conocido como ‘El Gran Pepino’, y Virginia Foureaux, acróbata ecuestre, que juntos iniciaron la famosa dinastía de los Aragón.
Emilio Aragón dirige a treinta artistas llegados de diferentes partes del mundo, bajo una impresionante escenografía inspirada en los antiguos chapitós de circo y donde priman el rojo y el blanco, y un vestuario inspirado en los trajes de circo clásico, buscando de cada disciplina circense el ‘traje icónico’, ese que todos tenemos en la cabeza.