Un sensacional Saúl Ordóñez sorprende y se mete en la final

Da igual que no parta de favorito. Que haya otros atletas con mejor marca o que a priori cuenten con más opciones. En las grandes citas, siempre hay que contar con Saúl Ordóñez.

Pasó hace tres años, cuando fue subcampeón de Europa sub’23. O el verano pasado, cuando se proclamó campeón de España. Y ha vuelto a suceder en su primera gran cita internacional absoluta, el Campeonato del Mundo en pista cubierta de Birmingham, como siempre en los 800 metros que tiene como distancia fetiche.

Allí llegaba sin presión, pero con todo en contra. Primero, porque la segunda serie en la que estaba ubicado era a priori mucho más dura que la primera. Después porque además la primera se corría a ritmo de ‘meeting’, provocando que fuera complicado clasificarse por tiempos, pues el corte había quedado establecido en 1:47:21, apenas 25 centésimas más lento que la mejor marca que ha hecho en su vida.

«Quería correr con ambición y jugármela. Pensé no sé si llegaré, pero al cambiar no me lo pensé dos veces y fui» A todo se sobrepuso un Ordóñez cuyo descaro y valentía es tremendo. Completó una sensacional carrera, entró en tercera posición y por tiempos logró meterse entre los seis mejores atletas que disputarán la final.

Lo hizo con una sensacional marca de 1:47:11 que, tras los segundos de incertidumbre que tuvieron lugar antes de hacerse oficial en dónde se había parado el cronómetro, le valían el pase para la final. Eran el premio a una prueba en la que fue siempre en los primeros puestos, entrando en la última recta en una segunda posición que prácticamente sobre la línea le fue arrebatada.

No tuvo consecuencias y estará presente este sábado a las 20:35 horas en la lucha por las medallas, en las que también habráotro español, Álvaro de Arriba, que ganó su serie con la mejor marca mundial del año.

«Es una sorpresa, me he encontrado muy fuerte el último 300 y cuando ha cambiado me he visto con fuerzas para seguirle y he entrado justo», apuntaba Ordóñez a TVE, donde señalaba que quería «correr con ambición, con fuerza y jugármela. Pensaba ‘no sé si llegaré’, pero al cambiar no me lo pensé dos veces, fui, y al ver que aguantaba me dije, venga que puedo, que llego».