08/03/2023
 Actualizado a 08/03/2023
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Las lentejas se recogen a finales de la primavera o en verano, cuando el color sea entre amarillo y tostado. Se pueden recolectar a mano, lo que se dice ‘ir a arrancar’. Puedes hacer el camino andando, si la tierra sembrada está cerca de casa. O también puedes ir subida en el burro si la distancia es más larga. Acuérdate de llevar un pañuelo y un sombrero que te cubra la cabeza, para que no te dé mucho el sol. Lo mejor de ir en burro es ir acompañada, si vas con tus hermanas es mucho más entretenido. Después de estar horas y horas arrancando, vuelve a casa y deja las lentejas a secar. Ya te pondrás a escoger cuando estén todas preparadas. Separa la maleza y desenvaina. Y así repite una y otra vez. Recuerda que también tienes que atender la casa. La ropa sucia la vas a llevar a lavar a la fuente, y después la dejarás lista y guardada en su sitio. Atiende también a tus hijos, que acaban de llegar de la escuela, y prepara la comida. ¿Qué tenemos hoy? Haremos unas sopas. Todavía quedan las pastas que hicimos con la manteca de la matanza, y mira que ha pasado tiempo. Venga, abre la lata y coge una.

Esta tarde es especial. Vendrán Esther y Remigia a casa y les tendrás que sacar un aperitivo. No se cumplen años todos los días, y hay que celebrarlo. Igual luego os apetece ir a dar un paseo, parece que no se ha quedado mala tarde y los pequeños ya se entretendrán jugando. Recorreréis las calles del pueblo contando alguna que otra anécdota. Parece que hoy hay mucha gente paseando, ¿no?

Dicen que la memoria es un diario que llevamos con nosotras, aunque muchas veces algunas de esas hojas imaginarias se rompen o se pierden. No es fácil recordarlo todo y la cabeza, en la mayoría de las ocasiones, no lo hace más sencillo. Por eso, he querido dejarte aquí unos cuantos recuerdos. Algunos me los has contado ya más de una vez y otros los he dibujado en mi mente a través de algunas de tus palabras. Toma, este es mi regalo, porque este año me he olvidado de enviarte flores. A mí la memoria –o mejor dicho, la vida–, a veces también me falla. Aunque espero que algunas cosas no se me olviden nunca. Bueno, ya está, ala, hija, hasta mañana, «si Dios quiere».
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