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Un referéndum contundente

11/02/2020
 Actualizado a 11/02/2020
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Un referéndum es una consulta a los ciudadanos para que puedan manifestar su opinión sobre algún tema y luego tener en cuenta lo que diga la mayoría. En muchos casos se da por ganado un referéndum cuando se obtiene la mitad más uno de los votos.

Imaginemos ahora que se hace una consulta a todos los estudiantes (o a sus padres), a nivel nacional, de infantil, primaria, secundaria y bachillerato y que más de un sesenta por ciento votara a favor de determinada propuesta. Sería todo un éxito, digno de tener en cuenta. Lo que ocurre es que no se suelen hacer este tipo de consultas. No obstante, alguna sí se hace. Veamos un ejemplo.

En la diócesis de Astorga, como en todas las diócesis de España, se pregunta a las familias a ver si sus hijos quieren clase de religión, en condiciones equiparables a las demás asignaturas. Pues bien, de un total de 19.802 estudiantes 14.137 dicen que SI a la asignatura religión. O sea un 71,3 %. Son datos contundentes. Es un verdadero referéndum que nuestros gobernantes deberían tener muy en cuenta, si se consideran verdaderos demócratas.

Por todo ello no entendemos ese afán y obsesión de muchos políticos de meterse con la asignatura de religión. En principio no la eliminan porque no se puede, en virtud de unos Acuerdos del Estado con la Santa Sede, que tienen la categoría de tratado internacional. Pero con frecuencia se intenta asfixiar la asignatura, ofreciéndola en unas condiciones que en la práctica la conviertan en algo gravoso para los alumnos, no dando valor a la nota, es decir, al esfuerzo del alumno y quitando la alternativa. Es como si dijeran a los chicos: podéis elegir entre clase de historia y recreo.

Pero, independientemente de los argumentos de tipo jurídico, no deberían olvidar nuestros gobernantes que la ignorancia religiosa afecta a la parte más genuinamente humana que es el espíritu y a la búsqueda de algo tan prioritario como el sentido de la vida. Por supuesto, desde la ignorancia religiosa es imposible entender la historia, el arte, la literatura, la cultura en general, la ética y los grandes valores. No olvidemos que los grandes valores de Europa y de la civilización occidental son los aportados por el cristianismo, que se fundamentan sobre todo en el respeto a la dignidad de la persona. Por tanto, es imposible una formación integral capaz de ayudar a ser mejores personas si se olvida o margina esta preciosa herencia cristiana. Por todo ello, si se quiere el bien de los alumnos y de la sociedad, ha de seguir tomándose en serio la clase de religión.
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